Ella no se comenzó a enamorar porque le regalaste una rosa,
se comenzó a enamorar porque le arrimaste la silla para que se sentara.
No se comenzó a enamorar porque la llevaste a cenar,
se comenzó a enamorar porque le abriste la puerta para que entrara primero.
No se comenzó a enamorar porque le diste un regalo en su cumpleaños,
se comenzó a enamorar porque fuiste el primero en llamarla.
No se comenzó a enamorar porque la llamabas a cada rato,
se comenzó a enamorar porque aún cuando estabas muy ocupado,
siempre tenías tiempo para ella.
Se comenzó a enamorar porque jamás olvidaste los pequeños detalles.
Se comenzó a enamorar porque cuando se sentía sola y triste,
la escuchaste sin interrumpirla para contarle que a ti tampoco
te fue bien o para decirle que a ti si te fue estupendo.
Se enamoró de ti, porque siempre supiste ver cada cambio en ella,
porque se ponía bonita para ti y se lo dijiste, con un brillo en tu mirada.
Porque jamás la dejaste sola cuando estuvo enferma.
Porque siempre le demostraste que ella era tu prioridad y no una opción.
Se fue enamorando porque siempre la apoyaste, la defendiste de quien fuera,
estuviste allí para ella.
Ella se fue enamorando...
Fotografías de propiedad familiar.