Caroline tiene un secreto
Caroline es apenas una niña de 8 años que ya no juega con muñecas ni con su triciclo. Tampoco va a la escuela aunque sabe escribir su nombre y aprendió algunas lecciones: mi papá me ama, yo amo a mi papá, dice el libro escolar al que le faltan muchas hojas. También sabe dibujar árboles y estrellas, mares azules que solo ha visto en televisión y en sus sueños.
La cuchara llena de sopa sale de la taza y va a la boca del niño que se mueve de manera inquieta entre los brazos de Caroline. Restos de sopa caen en la ropa de la niña y en la cara del bebé, también en el piso hay comida acumulada que sirve de banquete para las diarias alimañas.
Algunas noches, cuando Caroline logra dormir a todos sus hermanitos, sale al patio de la casa. Ahí, a su corta edad, ya siente que hay oscuridades que duran más de 24 horas y cierra los ojos como si rezara. Sueña con estar lejos, con hacerse invisible, con cataclismos universales, con invasiones alienígenas que la llevan a planetas anónimos y olvidados. Luego abre los ojos y dice amén.