Ahora que estoy en mi cuarto observando todo a mi alrededor, acepto que se me hace difícil estar solo, tranquilo y en calma, lo reconozco, sin embargo disfruto este momento como nunca, hay un silencio y una paz que no reconozco, más bien se me hace extraña, como me encantaría que mi unicornio azul estuviera aquí conmigo, pero aún no se me permite, tengo que aprender a controlar más mi mente, aceptar que merezco esto y mucho más.
Cierro los ojos y me hundo en los brazos cariñosos del recuerdo, aunque ya no es como antes, esos recuerdos ya no satisface mi existencia, ahora valoro más esto, el presente, está soledad extraña, este silencio pensativo.
El apego ya no existe, aunque me gustaría que estuvieras aquí.