Raquel llegó junto con su madre a la casa de campo de su hermana Elena, estaba atravesando una delicada enfermedad la cual comprometía su salud mental, padecía de depresión, había pasado por una crisis muy fuerte, el psiquiatra le recomendó que debía estar en contacto con la naturaleza, caminar por el campo, buscar la manera de distraerse y olvidarse por completo aquel hombre que le había hecho tanto daño, tanto a nivel físico como emocional.
La habitación que ocuparía Raquel daba al jardín, a través de la ventana se podía observar: el revoloteo de mariposas,los pájaros como volaban de rama en rama, había muchas flores de diversos colores y muy variadas, el proceso de polinización se observaba perfectamente como las abejas sacaban el néctar de las flores, que naturaleza tan sabia. Raquel le encanto la vista al jardín desde su habitación, quedó fascinada con ese escenario, le pareció tan hermoso que le gustó el lugar.
Raquel se sentía muy cansada decidió reposar un rato después de cenar, escucho dulces melodías tan bellas que cuando miro hacia la ventana eran unos pájaros de bonitos colores, se quedó quietecita en su cama para no espantar a esas bellas aves. Al día siguiente le preguntó a su hermana como se llamaban esos pájaros y su hermana le dijo se llaman jilgueros, quedó enamorada de esas lindas melodías que entonaban esos pájaros.
En la habitación había un sillón y Raquel se sentaba cómodamente para escuchar a los jilgueros cantar, se sentía a gusto en la casa de campo de sus hermana Elena, decía: -esto es una bendición que me envió Dios para mi pronta recuperación-. Pasaron los días y Raquel fue mejorando considerablemente, ya no lloraba, se mantenía de buen humor, se volvió una mujer más comprensible, y así fue evolucionando y sanando gracias a los cantos de los jilgueros que le sirvieron de terapia para su recuperación.
Los jilgueros conocían a Raquel, ella se sentaba muy cerca de la ventana y escuchaba las bellas melodías que ellos entonaban, poco a poco mostraron receptividad con Raquel, se le iban acercando poco a poco y le ofrecían un canto agradable y se quedaba dormida y las hermosas aves al ver que ella dormía se retiraban y se observaba que Raquel era muy importante para ellos, diariamente visitaban a Raquel tres veces al dia y a la misma hora, ella le abría la ventana y en el borde de esta se posaban y cantaban.
Pasaron los meses Raquel sano completamente, con una excelente salud mental, la vida del campo ayudó a su recuperación y logró olvidar por completo ese amor tormentoso que le había hecho tanto daño, decidió mudarse a la casa de campo de su hermana junto con su madre y se dedicó a cuidar del jardín y compartir con los jilgueros sus cantos motivacionales aprovechando para deleitarse con sus hermosas melodías.
