Un poeta llamado Franco Bottaro

Con este post quiero recordar a un gran amigo y poeta. Franco Bottaro su nombre. Nuestra amistad, que se fraguó en varios años de nuestra juventud universitaria, tuvo momentos de receso o suspensión, a consecuencia de las distancias geográficas y las dificultades de vida. Franco, como le decíamos los amigos de Cumaná (Sucre, Venezuela), falleció –trágica y absurdamente– a manos del hampa el 31 de diciembre de 2014 en El Tigre (Anzoátegui, Venezuela), mientras hacía una operación en un telecajero, según pude saber luego. Hoy, con este texto, intento cumplir con una deuda afectiva, emocional e intelectual, que se me ha ido acumulando involuntariamente.


Franco Bottaro.jpg
Foto de Franco Bottaro, tomada por Luigi Paravani - Fuente


Franco Bottaro se graduó de sociólogo en la Universidad de Oriente (Cumaná-Sucre), y luego durante su estadía en Francia obtuvo título de maestría en musicología en la Universidad de Tolouse, ciudad donde vivió muchos años. Luego, regresó a Venezuela, y ejerció la docencia en los núcleos de Monagas, Sucre y Anzoátegui de la Universidad de Oriente. Fue un estudioso e investigador de la realidad sociocultural latinoamericana y del Caribe, con publicaciones en medios diversos. Integró una familia de personas muy vinculadas al hecho artístico, desde su madre poeta y sus hermanos, uno artista plástico y otro músico.

Como poeta –ejercicio en el que nos acompañamos por participación en talleres literarios, lecturas y publicaciones en periódicos– logró editar dos poemarios: A veces, en 1979, por UDO-Sucre, y Serego, en 2009, por UDO-Monagas.

A continuación, reproduzco algunos poemas de ambos libros, que comentaré.


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Un dibujo de su hermano, Marcelo Bottaro, que ilustró su primer poemario


A veces la soledad se me hace mujer
Y entonces comienza a dolerme tu ausencia


A veces no es sino esta desnuda manera de vivir
en donde las imprecisiones de mi memoria vuelan hacia ti

Y entonces suelo hundirme avergonzado
mordiendo mi ruina mi abandono y mi derrota


Pero a veces la soledad te me haces tú
Y entonces comienzo a pensarte con delicia
Y te veo venir delirante y melindrosa
                            adelgazada de tanto amor


Me dueles vida
Me dueles desde lo más hondo del dolor
Me dueles desde el agravio y la insolencia
O desde una suma de vírgenes que no alcanzo, vida.

Me dueles con tu intención intelectual
con tu interludio de nupcias frenéticas y
tu cigarrillo de borracho.

Me dueles vida
por tu amistad con la muerte o
por tu pensionista que soy yo mismo, vida
A veces me duelo.

Me dueles vida y
me dejas de doler a
trescientos kilómetros por segundo.

Me dueles porque eres un fraude maravilloso o
porque eres el documento que algún pasajero
pierde en su último viaje o
porque eres sabiduría y erudición o
alfaquí del gozo
También por eso me dueles, vida.

***

En los brevísimos poemas del apartado “A veces” de su primer libro, entramos en relación con un hablante que se expresa con hondura existencial, donde soledad y mujer se intercambian, y en el fragmento de su poema II de “Me dueles” (del mismo poemario), ese talante existencial toma la forma de la apelación a la vida en una configuración reiterativa y rítmica que penetra en la incomprensión y el asentimiento.


Franco 2.jpg
La portada de su segundo libro, con dibujo de su hermano Marcelo Bottaro.


Soy la herrumbre doliente
El gastado linaje
El repetido espectáculo

Soy el insondable reflejo
La brutal quietud
La pena sin nombre
El espejo y
lo que está después

Ardieron las jóvenes fronteras
Quedé desnudo ante lo posible

Concierto

Hoy debo teclear mi máquina
como un magnífico pianista
Debo entregar mi sinfonía de imágenes
Gritar con adecuado traje
a la inmunda estampa de las calles
Recrear el amor de las pitonisas
Y escribir con adjetivos de humo
a la amada que me espera

Debo seguir cantando
con esta añadidura de siglos
con este utensilio del alma
herencia amable de la juventud

Debo continuar tecleando
como un tropel fascinado
con su inoportuna afrenta
sentado junto a las catedrales
cavilando en el diluvio
mirando la ciudad y la tarde
a través de las bocas del tiempo
buscando una paja en esta montaña de agujas
Hora del aire oxidado
en esta reyerta de infamias

***

Nuestro poeta amigo tuvo un dominio particular del poema breve, como se observa nuevamente en su segundo poemario. Ahora, esos poemas se centran en el “soy” –no casualmente el libro se titula Serego–, donde el yo se confronta a sí mismo (hay un poema titulado “Currículo”, en el cual esa presencia del yo es más patente: “Yo / Existencia de profesión indefinida / Buscador incólume de la belleza”).

Y tenemos poemas más extensos, incluso poemas en prosa. “Concierto” es un poema que me parece de particular significación, pues en él habla una voz que se reconoce poeta en un ejercicio controversial y vital que debe cumplirse casi como un deber.

Hasta aquí mi homenaje al amigo recordado y poeta, que fuera un sacrificado de la vida, a la que siempre amó con intensidad.


Referencia:

https://elsoldemargarita.com.ve/posts/post/id:143917

Las imágenes de sus libros fueron escaneadas por mí de los ejemplares que conservo, dedicados, por cierto.

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Gracias por su lectura.


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