Javier Milei

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Mis últimos sueños han sido con personajes de libros y con familiares; he tenido sueños reiterativos con mi madre y las últimas dos semanas he estado soñando con escenarios de libros recién leídos. Pero lo de anoche no tiene nada que ver con literatura ¿o sí? En mis sueños estaba el mismísimo Javier Milei, el nuevo presidente de Argentina. Por cierto, una vez pisé ese país, aunque dure más para entrar que para salir.

     En el sueño Milei era el capitán de un grupo de soldados en el que yo hacía de valiente, de mano derecha, de fanfarrón y de confianzudo; una mezcla peligrosa frente a un enemigo de cuidado. Resulta que la lucha era entre Oriente y Occidente, una especie de Ucrania – Rusia o Israel – Gaza; estábamos bajo una cúpula de hierro, en un edificio moderno; ellos en un extremo y nosotros en el otro; era un ambiente oscuro, pero que permitía observarnos y estábamos en bandera blanca porque a boca de jarro no nos disparábamos.

     En el sueño crucé la línea roja; caminé frente al enemigo, desarmado y con las manos arriba; entré al cuarto de líder oriental y para mi incomodidad estaba desnudo; un guardia protegía su seguridad, una mujer cubierta de negro con un fusil y una postura de muralla, quien de inmediato miró y me apuntó. Como no disparó hablé directo al líder, pero sin mirarlo, le dije que mi capitán quería hablarle. Entiendo que él líder esperaba la conversación porque aceptó con un gesto. Pero antes de que aceptara ya Milei, irreverente y controversial estaba caminando hacia el encuentro, desafiando a los soldados. Para ganar tiempo le dije al líder oriental que a mi capitán lo acaban de elegir presidente de Argentina, que yo lo estaba conociendo, pero que era la esperanza, ¿de qué? supongo que de Argentina, aunque el sueño lo se presentaba como el salvador de Occidente. Cuando Milei entró quedamos los cuatro en este orden: el líder de Oriente, Milei, mi persona y la mujer soldado con su fusil.

     Milei y el líder oriental hablaron poco. El líder oriental dijo un pensamiento y Milei le contestó, al parecer, con uno más profundo; luego el oriental dijo otro de mayor dimensión y el occidental lo superó; hicieron lo mismo por tercera vez y eso fue todo. Milei sabía lo que tenía qué contrarrestar y de qué manera hacerlo. Segundos después, ambos, orientales y occidentales estábamos listos para comer en la misma mesa un suculento banquete.

     ¿Fue sólo eso? ¿un sueño? O uno de por sí demasiado irreal, utópico, exagerado. Oriente y Occidente, caras opuestas de un mismo planeta, parecen destinadas a no comer juntos en una misma mesa universal y hoy en día menos con las guerras que están en pleno desarrollo; por las olas de inmigrantes orientales hacia los países occidentales que están afectando no sólo la economía en estos países, sino su cultura particular. Oriente y Occidente tienen valores culturales diferentes que algunos se encargan de hacer chocar con tanques y masacres; tienen creencias, religiones, ideologías muy, pero muy disímiles, que a lo más que podemos apostar es a que nos respetemos, que practiquemos la tolerancia por el bien de todos. Lo más grande que tenemos en común es que vivimos en el mismo planeta, en la Tierra, pero ese gran punto de convergencia lo amurallamos con el simple hecho de irrespetar las formas de vida de cada quien.

     Supongo que la explicación a la presencia del señor Javier Milei en mis sueños se debe a que he estado leyendo mucho de él estos últimos días; a que es la figura política del momento, al menos en América; que representa, para mí, la ruptura de un sistema político que quebró a un país que llegó a ser uno de los más ricos del mundo y que hoy en día tiene una de las economías más miserables.

     Supongo que como tengo esperanzas de que en Venezuela también se rompa de una vez por todas con esta falsa revolución, veo en el señor Milei una opción nueva para el continente, una oportunidad para que nos levantemos desde la Patagonia hasta todo el norte. Desde aquí le deseo éxitos al nuevo presidente, y a los amigos argentinos que hacen vida activa en esta plataforma, vayan mis saludos y mis palabras de fe por Argentina, para que con la ayuda de Dios y el esfuerzo de todos, vuelva a ser una nación próspera y exitosa y nunca deje de ser democrática.



La imagen fue editada en Canva

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