Tal día como hoy nace el escritor Gianni Rodari, pedagogo, defensor de la fantasía y de la creatividad y uno de mis eternos maestros, a quien rindo un sencillo homenaje en este sencillo recordatorio.
Gianni Rodari / Dominio público.
Para entonces yo estaba empezando el oficio de maestro; me acaba de licenciar en la universidad y me habían entregado un grupo de 40 niños, que en la primera semana hicieron conmigo lo que les provocó; la segunda fue igual y ni hablar de las siguientes; hasta que un día dejé de dar clase y me los llevé a jugar a una plaza cercana a la escuela; fue un gran día porque me olvidé de las lecciones aburridas que pretendía enseñar, tiré a un lado los objetivos de aprendizaje de la semana y toda la planificación mecanizada que pretendía cumplir; fue un gran día porque recordé que había dejado de ser niño y que si quería que las cosas salieran bien con los niños, debía hacerlo a la manera de ellos.
A partir de entonces me fui ganando su cariño y con este, el respeto; pero lo mejor fue cuando conocí al maestro Gianni Rodari, cuando empecé a usar sus técnicas para inventar historias que se centran en el juego como herramienta para estimular la imaginación; mi creatividad se empezó a entrenar porque el universo de posibilidades que experimentaba con los alumnos fue tan rico. No sé cuántas veces usamos el binomio fantástico, qué pasaría sí…, el prefijo arbitrario, el error creativo, la falsa adivinanza, las tarjetas mágicas y el resto de las técnicas que describe en su Gramática de la fantasía.
Este libro ha sido tan útil para mí que no dejo de consultarlo; en especial, de sugerirlo porque ahí sí hay juegos para detonar la imaginación. De Rodari también he leído Escuela de fantasía, Cuentos para jugar, El libro de los errores, Cuentos escritos a máquina, La góndola fantasma y La tarta voladora, esta última es de mis favoritas por el derroche imaginativo que hay en el libro.
Lo que más me identifica y anhelo seguir imitando de Rodari, en su deseo de fomentar el gusto por la lectura, no la técnica de la lectura, sino el placer de leer; el que hace que le robes tiempo a otras ocupaciones para adentrarte en los mundos imaginarios de los libros; para sentir la verdad expresada en la literatura; para vivir las agonías y los triunfos de los héroes, reales o fantásticos.
De Rodari es la frase “Un experimento de invención es bello cuando los niños se divierten con él…” o esta que parafraseo, es necesario afrontar la libertad de crear, dejar el miedo, prepararse para nuevos excesos, para saltos desmesurados en el absurdo; porque Rodari creía que la literatura le debe más al sinsentido, a lo irreal, que a la lógica; también así lo creo yo.
Finalizo mi homenaje, con este escrito que escribí hace años, utilizando su técnica de binomio fantástico.
De niño miramos los pájaros; escuchamos su canto y aprendemos a silbar; nos gusta su vuelo y subimos a los árboles;Lo vemos acompañado y sonreímos. Luego, crecemos. Encontramos el primer amor, y como siempre quisimos volar, cerramos los ojos, abrimos las alas y le damos un piquito en los labios, con deseos de volar para siempre en su corazón.
Texto y fotografía de @jesuspsoto
