Tiempos de decisión
El llamado a la protesta lo incómoda, él no está de acuerdo con la forma como el alcalde regenta al pueblo, pero respeta la decisión que hace a penas tres años tomó la gente en el ejercicio pleno de la democracia.
No entiende cómo la incompetencia en la gestión de los asuntos públicos se ha legitimado por más de tres períodos. Empieza a dudar de la sapiencia del pueblo. Quizás, el temor a un bien por conocer los obliga a conformarse con lo malo conocido.
Grupos opositores lo convidan a sumarse a la insurrección pacífica. La sola idea le explota en la cabeza, juzga un contrasentido esta modalidad de lucha política. Las tácticas de no violencias resultaron en el pasado, pero hoy, en pleno siglo 21, parece que el establishment aprendió de los errores y se hizo inmune.
Además, desconfía con justa razón, de los líderes de los supuestos bandos enfrentados, sabe que en lo oculto pactan con base en sus intereses, dejando de lado a quienes supuestamente representan.
En el fondo, él sabe que debe hacer algo para cambiar las duras circunstancias que lo constriñen, pero dejarse seducir por la contracorriente lo conducirá hacia su propio mal. Y dejarse arrastrar por la corriente dominante lo llevará al desfiladero.
No tiene opción que tomar la tercera opción, la cual juzga la única que le conviene a él y a su familia. Abandonar el pueblo e iniciar una vida lejos de las comodidades del sistema.
Tiene miedo, no conoce otra vida que la que tiene, y volver sobre los pasos de los ancestros, es todo un reto. Aunque la idea de intentar ser imparcial ronda en su mente, el análisis de la situación lo lleva a concluir que más temprano que tarde la esclavitud disfrazada pasará a otro nivel, en donde será imposible escapar.
El tiempo se agota y con ello se reduce las posibilidades. Conformarse con una esclavitud de comodidades pautadas, o arriesgarse a vivir fuera de la jaula, asumiendo los riesgos de ser libre.
Mira impávido los rostros inquisidores, calla mientras toma la decisión. Libertad.
Fin
Una micro ficción original de @janaveda
Imagen de lillolillolillo en Pixabay