Versión en Español
Muerte en el Puente Veracruz
La Caracas nocturna es un mundo totalmente diferente al que conocemos cuando brilla el sol, en sus calles, avenidas y bulevares podemos encontrar diversas situaciones y muchas historias, las cuales no necesariamente serán las más agradables. Fue una mañana de febrero cuando sobre las aguas turbias del río que surca la ciudad y específicamente a la altura del puente Veracruz la Policía Nacional descubriría el cuerpo de un joven sin vida, se trataba de un chico de algunos veintitantos años que se encontraba totalmente desnudo y con un rostro desfigurado.
Las autoridades comenzaron un trabajo investigativo profundo, mientras que la sociedad capitalina se encontraba conmocionada por tan horrendo a todo delictivo, poco a poco comenzaron a surgir diversas historias y teorías, en donde se apuntaba que se trataba de un joven que había salido en la noche anterior de una discoteca y que después de una riña Pasional encontraría su destino en aguas turbulentas. Pero más allá de las especulaciones no parecían haber dolientes, nadie parecía estar buscando a alguien con su descripción y lo más impactante de todo era descubrir que ese rostro desfigurado había sido el resultado de mordidas de otro ser humano, las cuales según la médico forense habrían participado por lo menos tres personas.
Pasaron los días y el caso parecía no tener solución, poco a poco la sociedad comenzaba a seguir su ritmo normal y la conmoción inicial era cuestión del pasado, pero todo esto cambiaría cuando el cabo de 33 días se encontraran los cuerpos de otros dos chicos, en el mismo lugar, con las mismas características forenses y en posiciones similares.
Poco a poco la situación fue escalando, el furor comenzaba a dominar las calles y salir de noche se estaba convirtiendo en una actividad peligrosa, puesto que alguien podría estar al acecho. Para esa época yo era un estudiante universitario de unos 25 años, adoraba las fiestas y no perdía la oportunidad de escaparme cada fin de semana en compañía de mis amigos. En una noche de abril recibo la llamada de uno de mis compañeros, me estaba invitando a la fiesta de cumpleaños de una amiga que se celebraría en las adyacencias de la Urbanización Las Mercedes al este de Caracas, me dijo que en el lugar habría muchas bebidas, deliciosa comida y parejas para elegir. Al escuchar estos tres elementos no dude un segundo, de inmediato me puse una ropa adecuada y sin miedo a nada salí al encuentro de ese compañero con el cual se podría decir que ya había vivido varias experiencias agradables.
Tomamos la línea 1 del metro en dirección este, nos bajamos en la estación chacaito y comenzamos a caminar sobre las 10 de la noche por una ciudad que en ese momento se encontraba sola y peculiarmente fría, a mitad de camino un gato negro nos sorprendió al correr despavorido desde un matorral calla abajo, sin duda alguna nos trajo un sobresalto tremendo, pero aun así seguimos nuestra marcha. Para nuestra sorpresa el gato se encontraba parado justo en la mitad de aquel viejo puente de cemento, mirándonos fijamente con unos grandes y profundos ojos amarillos, si bien ninguno de los dos creíamos en supersticiones esa escena era particularmente extraña, aligeramos un poco el paso, pero, sin embargo, seguimos adelante para sortear el puente y encontrarnos con el edificio en donde se realizaba la fiesta.
Cuando comenzamos a cruzar el puente nos dimos cuenta de que esa noche era especialmente silenciosa, en ese momento el sonido del río bajo nuestros pies parecía como el de un motor que no dejaba de vibrar, pero al alzar nuestra mirada hacia una sombra negra se encontraba en medio del camino, con algo de temor vacilamos y volteamos hacia atrás, solo para darnos cuenta de que otra sombra negra se encontraba pocos metros de nosotros. Waw! Esto no nos puede estar pasando al ver hacia los lados más y más sombras parecían acercarse hacia nosotros, uno de ellos estiró su mano y pudimos notar que sus dedos eran totalmente metálicos, puntiagudos y brillantes, sus rostros parecían ensombrecidos por un maquillaje peculiarmente negro, el cual no dejaba reflejar ningún brillo ni donde solo se podía apreciar una mirada escalofriante y desgarradora.
Intentamos correr, pero esto fue más un reflejo que una acción sensata, en un giro dramático de toda la situación lograron atraparnos, amordazarnos e inmovilizar nuestras extremidades, de esta forma nos llevaron a la ribera sur del río y a la fuerza nos metieron en una pequeña alcantarilla que se encontraba bajo el puente, allí ese estrecho tubo que parecía un desagüe se iba hinchando a medida que avanzamos en su interior, hasta llegar a un pequeño salón de color rojo, color putrefacto, repleto de agua asquerosa, pero iluminado por velas de color rojo, allí se podía observar un pequeño altar lleno de gusanos, restos de carne y sobre él una cruz de caravaca invertida.
En ese momento nuestros captores lanzaron a mi amigo sobre aquel altar, entre gritos, cantos en un idioma desconocido, golpes y humo, vi como le rasgaban la ropa con un cuchillo de carnicero y en medio de un intenso furor comenzaron a gritar, hasta que uno de ellos dejaría ver sus grandes y afilados dientes blancos, los cuales arrancarían de un solo tajo el ojo derecho de mi compañero, mientras que un enorme chorro de sangre pegaría del techo como si la estuvieran bombeando. De pronto una locura colectiva inundó aquel pequeño lugar todos comenzaron a morder el rostro de aquel joven que ya no tenía ni fuerzas para gritar, en medio aquel torbellino del terror mi presión arterial se dispararía a niveles insospechados y mi mente comenzaría a entrar en shock.
Pasado unos minutos vienen por mí, para ese momento yo me encontraba totalmente rígido, no sabía si pelear sin moverme o qué hacer, me colocan sobre la misma mesa donde minutos atrás había muerto mi amigo, por alguna razón permanecí muy quieto, situación que creo que me sirvió para que me desamarraran y comenzaran aquel grotesco ritual. Pero cuando el cuchillo salió a relucir y escuché cómo se rasgaba un pedazo de mi franela, parece que la adrenalina cegó mi mente y con una habilidad que jamás me habría imaginado tener me levanté de esa mesa gritando como loco y clavando mis dientes sobre esa mano que sostenía el cuchillo.
El furor que había alrededor se volcó en una ira profunda, pero viendo desarmado a mi enemigo principal mi exclusividad fue tremenda y solo recuerdo que ese cuchillo se volvió parte de mí y poco a poco fue pasando su filo sobre la superficie de todos aquellos que me rodearon, mientras tanto mordida se iban y venían de todos lados, el sabor de la sangre caliente bajando por mi garganta es algo que recuerdo claramente hoy en día. Fue una lucha intensa en donde yo pareciera estar poseído por algún ser demoníaco, con cada golpe, con cada agresión me sentía más fuerte, con más sed de muerte y con un sentimiento de venganza que sin duda alguna era muy dulce.
Cuando pude solo corrí y corrí, de aquel ducto, en medio de una noche que seguía siendo fría y silenciosa, en algún momento salí de mi cautiverio, salté de nuevo a la ciudad, sería el conocimiento sobre las turbulentas aguas del Río Guaire. A la mañana siguiente cuando abrí mis ojos una enorme multitud se agrupaba sobre mí, policías, bomberos y paramédicos peinaban todo el lugar, me subieron una camilla y para ese momento no entendía nada de lo que me decía, pero cuando giré mi cabeza hacia la entrada de aquella alcantarilla, solo vi marcas de sangre, un cuchillo y varios pares de cuerpos de personas que lucían unos atuendos negros, maquillajes fuertes y manos con dedos puntiagudos de un metal reluciente.
English Version
Death on the Veracruz Bridge
Caracas at night is a totally different world from the one we know when the sun shines, in its streets, avenues and boulevards we can find different situations and many stories, which are not necessarily the most pleasant. It was one morning in February when on the murky waters of the river that crosses the city and specifically at the height of the Veracruz Bridge, the National Police discovered the body of a lifeless young man, it was a boy in his twenties who was totally naked and with a disfigured face.
The authorities began a deep investigative work, while the capital's society was shocked by such a horrendous crime, little by little began to emerge various stories and theories, where it was pointed out that it was a young man who had left the night before from a discotheque and that after a passionate quarrel he would meet his fate in troubled waters. But beyond the speculations there seemed to be no mourners, no one seemed to be looking for someone with his description and the most shocking of all was to discover that the disfigured face had been the result of bites from another human being, which according to the medical examiner would have involved at least three people.
The days passed and the case seemed to have no solution, little by little society began to follow its normal rhythm and the initial commotion was a matter of the past, but all this would change when after 33 days the bodies of two other boys were found, in the same place, with the same forensic characteristics and in similar positions.
Little by little I am escalating, the furor was beginning to dominate the streets and going out at night was becoming a dangerous activity, since someone could be on the prowl. By that time I was a college student of about 25 years old, I loved parties and did not miss the opportunity to escape every weekend in the company of my friends. One night in April I received a call from one of my classmates, he was inviting me to the birthday party of a friend that would be held in the vicinity of the Urbanization Las Mercedes in the east of Caracas, he told me that there would be plenty of drinks, delicious food and couples to choose from. When I heard these three elements I did not hesitate for a second, I immediately put on a suitable clothing and without fear of anything I went out to meet that partner with whom I could say that I had already lived several pleasant experiences.
We took the metro line 1 eastbound, we got off at Chacaito station and started walking around 10 o'clock at night through a city that at that time was lonely and peculiarly cold, halfway a black cat surprised us by running terrified from a bush down below, no doubt it brought us a tremendous shock, but still we continued our march. To our surprise the cat was standing right in the middle of that old cement bridge, staring at us with big and deep yellow eyes, although neither of us believed in superstitions that scene was particularly strange, we lightened our pace a little, but, nevertheless, we went ahead to cross the bridge and meet the building where the party was taking place.
As we started to cross the bridge we realized that night was especially silent, at that moment the sound of the river under our feet seemed like the sound of an engine that kept vibrating, but as we looked up at a black shadow in the middle of the road, with some fear we hesitated and turned back, only to realize that another black shadow was a few meters away from us. Waw! This can't be happening to us as we looked to the sides more and more shadows seemed to be approaching us, one of them stretched out his hand and we could notice that his fingers were totally metallic, pointed and shiny, their faces seemed to be shadowed by a peculiarly black makeup, which did not reflect any shine or where we could only appreciate a chilling and heartbreaking look.
We tried to run, but this was more a reflex than a sensible action, in a dramatic twist of the whole situation they managed to catch us, gag us and immobilize our limbs, in this way they took us to the south bank of the river and by force they put us in a small culvert that was under the bridge, there that narrow tube that looked like a drain was swelling as we advanced inside, until we reached a small red room, putrid color, full of filthy water, but illuminated by red candles, there we could see a small altar full of worms, remains of flesh and on it an inverted cross of Caravaca.
At that moment our captors threw my friend on that altar, between screams, chants in an unknown language, blows and smoke, I saw how they tore his clothes with a butcher knife and in the middle of an intense rage they began to scream, until one of them would show his big and sharp white teeth which would tear out my friend's right eye with a single cut, while a huge jet of blood would hit the ceiling as if they were pumping it. Suddenly a collective madness flooded the small place, everyone began to bite the face of that young man who no longer had the strength to scream, in the midst of that whirlwind of terror my blood pressure would shoot to unsuspected levels and my mind would begin to go into shock.
After a few minutes they came for me, by that time I was totally rigid, I did not know whether to fight without moving or what to do, they put me on the same table where minutes before my friend had died, for some reason I remained very still, a situation that I think served me to untie me and begin that grotesque ritual. But when the knife came out and I heard how it tore a piece of my flannel, it seems that adrenaline blinded my mind and with an ability that I would never have imagined to have I got up from that table screaming like crazy and nailing my teeth on that hand that held the knife.
The furor that was all around turned into a deep anger, but seeing my main enemy disarmed my exclusivity was tremendous and I only remember that knife became part of me and little by little it was passing its edge over the surface of all those who surrounded me, meanwhile bites were coming and going from all sides, the taste of the hot blood going down my throat is something I remember clearly today. It was an intense fight where I seemed to be possessed by some demonic being, with each blow, with each aggression I felt stronger, with more thirst for death and with a feeling of revenge that was undoubtedly very sweet.
When I could I just ran and ran, out of that duct, in the middle of a night that was still cold and silent, at some point I came out of my captivity, I jumped back to the city, it would be the knowledge on the turbulent waters of the Guaire River. The next morning when I opened my eyes a huge crowd gathered around me, policemen, firemen and paramedics were combing the whole place, they put me on a stretcher and by that time I did not understand anything of what they were telling me, but when I turned my head towards the entrance of that sewer, I only saw blood marks, a knife and several pairs of bodies of people wearing black outfits, strong make-up and hands with pointed fingers of shiny metal.