Entonces no resignado pero si muy ocupado por otras labores y sin buscarlo llegó otra ocasión para volver a disfrutar de un viejo anhelo el Mar en un viaje de trabajo una mujer maravillosa entró en mí vida para ayudar a centrarme además de dejar en el pasado ciertas qué me perjudicaban y no me dejaban avanzar.
Ya cómo un adulto no sueño tanto pero cada vez que viajo a visitarla es una aventura nueva la cuál aprovecho al máximo puesto que mí mirada se pierde en el horizonte y aunque ahora soy muy feliz a veces me pongo a pensar que sí todos los sueños se hicieran realidad no tendríamos la necesidad de luchar y eso es lo bonito de vivir el poder levantarse después de caer. Imaginemos por un momento toda la felicidad que con el va y ven de las olas podríamos encontrar.