Poesía: El vagabundo que recuperó la sonrisa / Poetry: The wanderer who regained his smile [Eng-Esp]

La nieve caía tranquila y sin preocupaciones, mientras el frío penetraba en mis huesos a través de mis zapatos llenos de agujeros.


Una vez más estaba sentado en la calle otra navidad, sin familia ni hogar en donde celebrar, sin nada que comer ni agua que tomar.


Hacía siete años desde que me habían despedido de mi empleo como ingeniero por un error técnico que cometí tras dormir pocas horas y finalmente caer dormido en medio de una construcción en el mes de Enero.


Ser negado en otras empresas había impedido conseguir el dinero para alimentar a mi esposa y a mi hija. Eventualmente terminé en las calles usando mi arte ya olvidado en la universidad para conseguir comida.


Sin embargo, nunca fue suficiente y con el tiempo me quedé sin materiales. Entonces lustrar los zapatos de otros caballeros había surgido a pesar de tener un título universitario olvidado en el garaje.


Un deja vu cruel arrasó con mi vida, no era suficiente para alimentar a mi familia. Un día llegando a casa mi esposa había dejado una nota donde decía, que me abandonaba llevándose a nuestra hija.


Con el tiempo se venció la renta y fui desalojado de por vida. Debido a mi historial que me tachaba de irresponsable ningún trabajo me fue otorgado por falta de confianza y disciplina.


Sentía cómo mis pies se congelaban y el frío intenso me arrastraba a un sueño profundo, del que era seguro del que no despertaría. Aún sabiendo que podría ser mi ultima noche con vida, tomé con calma la decisión y el rumbo a donde me llevaba este tranvía.


Debí haber quedado inconsciente luego de un tiempo, pues cuando desperté estaba en un lugar cálido y no era el infierno. Una familia me había trasladado con ayuda de la policía y me lograron admitir en un refugio en el que podía trabajar como albañil y así pagar por una cama, un techo y una comida que digerir cada día.


Cuando acabaron de comunicarme en la voz dulce de una joven, cuales serían las nuevas condiciones de mi vida hasta que yo lo decidiera, mis lagrimas solo comenzaron a brotar sin poder expresar mi felicidad en esta Tierra.


Había perdido la esperanza en mi vida y la fe de continuarla pero, aún sin creerlo, personas con el corazón más enorme que he visto me impulsaron a querer seguir viviendo.


No todos decidimos caer en desgracias, simplemente son cosas que a veces pasan. Yo ya me había rendido y tirado la toalla, pero personas hermosas sin esperar nada a cambio más que ayudar a otros me abrigaron bajo sus alas.


Esa noche pude haber muerto, pero hoy doy las gracias a todos por darme la oportunidad de seguir sonriendo.

The snow fell quietly and carefree, while the cold penetrated my bones through my shoes full of holes.


Once again I was sitting on the street for another Christmas, with no family or home to celebrate, nothing to eat and no water to drink.


It had been seven years since I had been fired from my job as an engineer for a technical mistake I made after sleeping a few hours and finally falling asleep in the middle of a construction site in January.


Being denied in other companies had prevented me from getting the money to feed my wife and daughter. Eventually I ended up on the streets using my forgotten art in college to get food.


However, it was never enough and eventually I ran out of materials. Then shining other gentlemen's shoes had come up despite having a college degree forgotten in the garage.


A cruel deja vu swept through my life, it wasn't enough to feed my family. One day arriving home my wife had left a note saying, she was leaving me taking our daughter with her.


Eventually the rent was due and I was evicted for life. Because of my history of being labeled irresponsible, no job was given to me due to lack of confidence and discipline.


I felt my feet freeze and the intense cold dragged me into a deep sleep, from which I was sure I would not wake up. Even though I knew it could be my last night alive, I calmly took the decision and the direction this streetcar was taking me.


I must have fallen unconscious after a while, for when I awoke I was in a warm place and it wasn't hell. A family had moved me with the help of the police and managed to get me into a shelter where I could work as a bricklayer and thus pay for a bed, a roof and a meal to digest each day.


When they finished telling me in the sweet voice of a young girl, what would be the new conditions of my life until I decided, my tears only began to flow without being able to express my happiness on this Earth.


I had lost hope in my life and the faith to continue it but, even without believing it, people with the biggest heart I have ever seen pushed me to want to continue living.


Not all of us decide to fall into misfortune, just things that sometimes happen. I had already given up and thrown in the towel, but beautiful people without expecting anything in return but to help others sheltered me under their wings.


That night I could have died, but today I thank everyone for giving me the opportunity to keep smiling.