Decisiones que nos hacen feliz- Relato de Laura

Decisiones de la vida- Relato de Laura

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Suena el despertador, pero no con el peculiar sonido de una alarma que te esclaviza o te preparar para un diía agotador; esta es una alarma de la última generación de teléfonos donde el mensaje dice:

"Laura despierta. Tu día será maravilloso. Eres exitosa y todo lo que te propongas lo lograrás. tus papis que te aman".

La chica de 17 años acostumbrada a escuchar una y otra vez las misma voz, solo la apagó y comenzó a realizar su rutina diaria: Yoga, baño, arreglarse, todos los artíulos de belleza y cuidado en el bolso antes que sus libros, se miró al espejo y sonrió"

En realidad soy hermosa

Bajó al comedor, saludo a sus padres, tomó su desayuno y salió a la carrera, pues sus amigas Paula y Victoria la estaban esperando para ir al colegio a lo que sería su último año de "esa cárcel" como la llamaban entre ellas. De camino siempre soñaban con lo que harían, serían famosas, viajarían lejos, alquilarían un apartamento, lejos muy lejos de sus padres, irían de fiestas sin horarios, es decir, una vida para vivirla.

En clases, Laura se la pasaba pintando, imaginando paisajes, buscando en internet las últimas tendencias de arte, fotografía, y no era que le iba mal en matemática pero pensaba: ¿De qué me servirá la Hipotenusa o el minimo común múltiplo para la vida? entonces, ocupaba su tiempo buscando sitios, recorridos, paisajes, lugares poco conocidos y los anotaba en su notebook para luego en las horas del receso compartirlo con su grupo de amigas.

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Al salir de clases, tenía diferentes actividades: ir a clases de inglés, ayudar a su madre en la tienda de artículos de cocina, cuidar a sus hermanos.

La hora que menos le gustaba era la noche, cuando llegaba la temida reunión a cenar y tenía que soportar la tertulia de su padre que así estuviese hablando del calentamiento global, terminaba en lo mismo:

Al hijo de Alcides ya lo aceptaron para estudiar medicina...

Estaba viendo que ya los cupos de la universidad están siendo contandos para los que quieren entrar en contaduría

Con algunos intentos fracasados de su madre cambiar la conversación e incluso las constantes peleas entre sus hermanos menores, su padre, un abogado de oficio penitenciario, no perdía la oportunidad de preguntar:

Laura ¿Ya decidiste que estudiar?

Y no significaba que la chica no tuviese aspiraciones o que un día se levantará diciendo lo que su padre quería escuchar, sino que muchas veces su intento de explicar sus sueños, ilusiones, conversaciones con sus amigas de viajar, conocer, fotografiar, siempre terminanban en discusiones porque su papá se encolerizaba diciendo que debía tener una carrera, eso es de flojos, ¿quién dijo que la fotografia y viajar era una profesión? a lo que Laura no tenía como refutarlo o hacer escuhar su voz y se encontraba en un callejón sin salida pues le tocaba decidir entre lo que decía su corazón o escuchar la voz de la experiencia.

Sus amigas la motivaban, le decían que ya se le pasará y entendería su punto. Su madre, obviaba el tema para no caer en discusión pero no podía evitar ver el sufrimiento de su hija y pensar en sus propios sueños y metas frustrados por el miedo o el que dirán.

Así pasaban los días en casa de Laura, hasta que llegó la graduación. Esa mañana muy temprano, despertaron todos los miembros de la familia, se vistieron, a la niña le habían regalado un carro lujoso, ya que ¡Uno no se gradua todos los días! Dijo sonriendo el padre después de muchas discusiones dejadas atrás.

Luego de entregado el título, La chica se fue a celebrar con sus amigas a una fiesta que tenían preparada y donde conoció a Raúl, Un chico que había salido del colegio un año antes y con el cual no había compartido mucho, pero del cual había escuchado que ninguna universidad lo aceptó.

Sus miradas se cruzaron de inmediato, y como no si esa noche Laura irradiaba felicidad y plenitud; sonreía, filmaba, fotografiaba momentos, estaba con sus amigas, se olvidó que su padre con sus amenazas, gritos, regaños, había ganado la batalla y la inscribió en la escuela de leyes como él, porque su hija también tendría un nombre.

Raúl como pudo se acercó a ella y comenzaron a bailar, tomar algunas copas y luego se fueron a un lugar apartado para hablar. Entre risas, chistes y conversaciones, se quedaron dormidos y fueron los primeros rayos del sol, los que hicieron que se despertaran, notando que la fiesta había culminado y solo quedaban pequeños grupos dispersos que aun bailaban y cantaban.

Laura se despidió de Raúl, prometiendole que pensaría sobre todo lo que hablaron y se marchó a casa. Busco a sus amigas que preguntaban incesantemente que había ocurrido, ¿Dónde estuvo toda la noche? y que no podían creer que no hubiese pasado algo con ese chico que estaba catalogado como uno de los mas apuestos del vecindario ¡Todos hablaron de ello! Aseguraban Paula y Victoria.

Dejandolas a cada una su casa, nuestra protagonista se dirigió a su hogar, pensando en la propuesta de Raúl que no quiso comentar con sus amigas:

Vamonos lejos

Yo tampoco soy de aquí, yo pertenezco al mundo

Allá afuera hay sitios que merecen ser conocidos y visto a través de tu lente

Vamos a hacer una vida juntos

A Laura no le faltaba nada en su hogar; eran una familia normal, y se reía al volante diciendo: hasta un carro nuevo me dieron, ¿Cómo le haré esto a ellos que lo han hecho todo por mí? Además, yo ni conozco a ese chico y en una noche ya quiero irme con él... Debo estar muy loca.

Llegó a casa y comenzó a empacar. En horas, se iría a su nueva universidad a dos horas de camino de allí. Este fue el momento que comenzó a llorar, imaginando como sería de triste una vida que no decidió y que no le gustaba. Por más que quiso callar ese sentimiento no pudo.

Su madre, entró a la habitación y ella se le echó encima sin decir nada ya que con sus lágrimas no hacían faltas las palabras. Laura no notó que su mamá traía en sus manos una cajita. Ella la abrió entre feliz y confundida y mirando a su mamá esta comenzo a hablar:

De joven tenía muchos sueños y nadie creyó en mí, no digo que mi vida hoy sea triste porque tengo una familia querida, pero hubiese preferido decidir yo mi felicidad y de ser posible hasta equivocarme sin echarle la culpa a nadie. yo hablaré con tu padre pero tú DEDICATE A SER FELIZ.

Y abrazándola salió de la habitación.

Laura no tomó muchas cosas más allá de su ropa, algunas anotaciones, equipos de grabación, su nuevo regalo y salió.

Se despidió de la familia y al dirigirse a la puerta, vio parado a Raúl con una mochila y en sus ojos leyó los mismos sueños que tenía Laura.

Tres años después, Laura les envió a sus padres y hermanos, unos boletos de avión a Madrid, donde se estaba graduando de fotografa y tendría su primera exposición. Sus padres viajaron encantados, halagados por todos los buenos comentarios que recibía su hija. Se graduó con honores y le tocó dar el discurso donde agradeció a su familia y amigos por estar para ella.

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Esa noche en la celebración, donde también acudieron Paula y Victoria, Raúl, sacó un anillo y le propuso matrimonio.

Su padre dio la bendición y supo que dejar que los demás elijan su destino, también es una decisión que debe considerarse para lograr la felicidad y plenitud.

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Ecency