Lo que el mar te da, el mar te lo quita | Relato para Hispaliterario 28

La distinción entre el pasado, presente y futuro es sólo una ilusión obstinadamente persistente."
Albert Einstein

Photo by Tomas Jasovsky en Unsplash

Frente a ese inmenso mar que les da el alimento a los pobladores de un pueblo pesquero, dos mujeres sumergen sus pies en las frías aguas de la playa, iluminada tan solo por la tenue luz del atardecer, mientras el oleaje en un vaivén constante y repetitivo arrastra sus vestidos, del agua a la arena y de la arena al agua.

Parece haber paz y armonía en la escena, con la suave brisa marina batiendo sus largas cabelleras al viento; pero, en el fondo un tsunami de emociones está creando un caos en el alma de ambas mujeres.

Una de ellas con una sonrisa y llanto de emoción recoge del agua un canasto que contiene un hermoso bebé envuelto en delicadas sábanas. ¡Oh bendito Dios! el mar la ha bendecido con una criatura a quien poder darle todo su amor contenido, pues a temprana edad una enfermedad secó su matriz dejándola estéril. Se siente cual la hija del Faraón recogiendo a Moisés de las aguas del río Nilo.

Una espléndida vida sinigual, llena de alegrías y nuevas oportunidades se vislumbra en el destino de ambos seres; madre e hijo, hijo y madre.

Por su parte, a la otra mujer el mar le trae muerte y desconsuelo. Recoge entre sus brazos el cadáver ahogado de su hijo que ha naufragado en una balsa tratando de escapar de la miseria y opresión en su tierra natal. Los largos años de crianza y amor prodigado se han vuelto sal y agua en un instante.

Se siente culpable de haberlo dejado partir en busca de un futuro incierto, impulsado por las historias de otros tantos que le precedieron con éxito.

Un lugar, un espacio y un tiempo sin sentido las envuelve, y la mente de ambas vuela sin límites como una gaviota silente, una hacia adelante soñando lo que aún no ha sucedido y la otra hacia atrás recordando con nostalgia todo lo vivido.

De repente, un fogonazo ilumina el cielo tornándolo por un instaste de color cobrizo y ambas mujeres se percatan de que están frente a frente; se miran la una a la otra y se reconocen. La una no es una ni la otra es otra, sino ella misma, y los seres en sus brazos se desvanecen convertidos en arena que se lleva el oleaje.

¡Lo que el mar te da, el mar te lo quita!

--Texto de mi autoría E.Rivera--

veac201023

RETO HISPALITERARIO 28: Un cadáver peligroso

Escribir un buen relato inspirado en el tema.

"He aquí un cadáver que llegó del mar, irrumpió en la orilla con la tarde mansa, con la brisa suave y con el sol de espalda."

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