Sara se despertó sudando frío, otra vez estaba soñando con eso… Esos símbolos que había encontrado en las ruinas de la antigua mansión Black.
Lo que empezó como una broma entre amigos se convirtió en una pesadilla. Se supone que ya en esa casa no quedaba nada después del incendio. La gente del pueblo contaba que era una maldición la que había acabado con la familia, que hicieron pactos con entidades oscuras para mantener su riqueza y después los arrastraron al infierno.
Sara temblaba, tenía escalofríos, sentía como si alguien la hubiera aruñado. En medio de la crisis, tomó la biblia que estaba al lado de su cama, se había dado cuenta que las oraciones la ayudaban a calmarse pero esa noche algo era diferente.
De repente, una fuerza la tiró de la cama contra el piso. Sara intentó gritar pero una mano invisible la estaba ahorcando mientras la parte de abajo de su cama se iluminaba al mismo tiempo que algo la empezaba a arrastrar.
“Que linda es, la quiero para mí”.
“Se ve fuerte, nos servirá muy bien”
“Ya te habías tardado en traerla”
¿De donde salían esas voces? La luz era cargadora y su cuerpo le dolía, le dolía demasiado… hasta que empezó a retorcerse.
Lo último que Sara Whitman escucho fue un “ahora eres nuestra”.
La espalda de la joven se arqueó por completo, sus manos y pies formaron un arco. Ese molesto collar de crucifijo la quemaba pero lo logro arrancárselo con los dientes.
- “Ahora es hora de cenar”- dijo la voz más profunda mientras el cuerpo de Sara se movía hacía el cuarto de sus padres.
A la mañana siguiente la policía encontró los cuerpos sin vida del matrimonio Whitman y, la antes hermosa, Sara, bañada en sangre en un estado catatónico en las escaleras.
Ahora el pueblo iba a tener una nueva historia que contar.
Fotografía por Andreína Chourio.
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Sara woke up in a cold sweat, she was dreaming about that again... Those symbols she had found in the ruins of the old Black mansion.
What started as a joke between friends turned into a nightmare. Supposedly there was nothing left in that house after the fire. The townspeople said it was a curse that had wiped out the family, that they made pacts with dark entities to keep their wealth and then dragged them to hell.
Sara was shaking, she had chills, she felt as if someone had scratched her. In the midst of the crisis, she grabbed the Bible that was next to her bed, she had realized that prayers helped her calm down but that night something was different.
Suddenly, a force threw her from the bed to the floor. Sara tried to scream but an invisible hand was strangling her while the bottom of her bed lit up at the same time that something began to drag her.
“She's so pretty, I want her for myself.”
“She looks strong, she'll serve us very well”
“You were late in bringing her”
Where did those voices come from? The light was harsh and her body hurt, it hurt too much… until she started to writhe.
The last thing Sara Whitman heard was “you are ours now.”
The young woman’s back arched completely, her hands and feet formed an arc. That annoying crucifix necklace burned her but she managed to tear it off with her teeth.
- “Now it’s time for dinner”- said the deeper voice as Sara’s body moved towards her parents’ room.
The next morning the police found the lifeless bodies of the Whitman couple and the once beautiful Sara, bathed in blood in a catatonic state on the stairs.
Now the town was going to have a new story to tell.
Photografy by Andreína Chourio.