Entrada al Concurso de microrrelato: Aventuras en el mar, de Literatos/ El Muchacho y el Mar



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Español




Manuel era un niño de unos 10 años huérfano de madre, quien solo depende de su padre José un pescador bastante tosco, pero que trataba de ser un buen padre para él. Cada madrugada, en que su padre se alistaba para salir al mar, Manuel se quedaba con esa angustia en el pecho, pues sabía que a veces el mar es traicionero y en ocasiones muchos pescadores no llegaban a casa…



A pesar de ser aún un niño, confiaba ciegamente en que su madre acompañaría a su padre en cada jornada y que le traería a casa sano y salvo. Un día José, como siempre partió sonriente hacia el mar con sus compañeros de pesca, despidiéndose con la mano de Manuel. El día transcurrió normalmente, pero ya después de mediodía los cielos empezaron a oscurecer repentinamente y una fuerte ventisca acompañada con una lluvia recia, mecía el mar peligrosamente. Todos en el pueblo temían por sus pescadores, que aún no llegaban a puerto…



A Manuel, no le importo lo fuerte del clima, así que tomó su chamarra naranja y se apostó en el muelle a pesar de las advertencias de las personas; él solo pensaba en su padre y su posible suerte. Llegó la noche y nada se sabía de los pescadores; al final una buena mujer se compadeció del niño, que sin poder aguantar el cansancio, se había quedado dormido en el mismo muelle; ella junto a su esposo, le tomaron y llevaron a su casa, para brindarle cobijo al pobre niño. Manuel ni sintió que le tomaron en brazos.



Era la mañana de un hermoso día, cuando vio que su amado padre volvía del mar esta vez más sonriente que nunca, Manuel se alegró muchísimo al verle, tanto así que no pudo esperar que la pequeña lancha llegara a tierra y se lanzó al mar a recibir con muchos abrazos a su padre, a quien miraba y tocaba , para cerciorarse que estaba bien, él solo sonreía y le abrazaba. Cuando de pronto, se percató de que no venía solo, su madre le acompañaba….



Los habitantes del pueblo estaban alarmados, ya habían pasado un día y medio sin saber nada de aquellos fuertes hombres, que sustentaban sus economías; por mas que salieron, nada mas aclarar los cielos a buscarles, no daban con sus paraderos, eran varias embarcaciones y lanchas que habían salido y pocas habían regresado a tierra. Todos los que llegaban venían con caras de espanto, cansados, agotados pero felices de llegar junto a sus familias y amigos, contentos de volver.



La mujer veía al niño sonreír dormido, se le veía tan feliz en sus sueños, que no quería despertarle; el niño había dormido todo el tiempo de estos acontecimientos; había tenido mucha fiebre, seguramente había sido a consecuencia de la exposición a esa fría lluvia, que había enfermado. Cuando Manuel despertó nadie le decía nada, él solo salió corriendo al mar, cuando solo vio restos de embarcaciones que estaban llegando a la orilla de la playa, como si de recuerdos se trataran....



Agradezco la invitación de mi amiga @annafenix a participar en este Concurso en honor a Ernest Hemingway; para mi ha sido un placer. !Saludos mis queridos amigos!







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