¿Hasta donde ha llegado un cineasta para evitar el uso de efectos especiales generados por ordenador?

En 2014, Christopher Nolan comenzó la producción de su nueva película, Interstellar.

Su primera tarea es encontrar una locación para la película. Tiene un requisito particular, quiere que su personaje principal viva junto a un campo de maíz y quiere que haya una montaña en el horizonte.

Problema: no hay ningún campo de maíz cerca de una montaña en un lugar que pudiera acomodar el rodaje de la película.

Christopher Nolan, aún no dispuesto a reconsiderar su visión de un campo de maíz con una montaña de fondo, decide cultivar un campo de maíz especialmente para la película, a las afueras de Calgary, Canadá.

Más vale solo que mal acompañado...

Luego Nolan trae expertos en maíz y les pide consejo.

Lo primero que le dicen es que el lugar que él eligió no es adecuado para cultivar maíz. El suelo no es bueno. El maíz no se sostendrá.

Nolan responde que no le importa si el maíz dura, él solo quiere que aguante lo suficiente para filmar.

Entonces le dicen que sería más simple crear el campo de maíz por computadora. Pero el director, perfeccionista por naturaleza, no quiere CGI. Ha visto cómo luce el maíz de Hollywood y no lo quiere. Está muy mal hecho.

Armado con un presupuesto de $100,000 (para una película que costó $165 millones), Nolan siembra maíz en su campo y espera a que crezca.

¡Y crece!

El gigantesco campo de maíz que vemos en la película es el que fue plantado especialmente para la ocasión. 100% natural.

Y la cereza del postre, cuando terminó el rodaje, ¡Christopher Nolan vendió toda la cosecha e incluso obtuvo ganancias!

"Hicimos una pequeña ganancia vendiendo el maíz",_ dice Christopher Nolan. "Podría haber sido más significativa, pero destruimos mucho maíz mientras filmábamos las tomas donde el auto se mete por el campo. Pero todo lo que no fue destruido fue vendido."

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
Join the conversation now