Mi hijo el abanderado/My son the flag bearer

For any mother committed to her children's education, seeing them reach their achievements is a great emotion and a great satisfaction, even if others see them as small things, or as something that by logic they should achieve.

But not all processes are the same, and it will also depend on the accompaniment that the children have at home, with respect to the formation of values of responsibility and commitment to what they do.

When we decided to emigrate, my oldest son was already finishing fourth grade, but when he arrived here, he was classified for the following school year, so he did half of fourth grade and start after the first period of fifth grade.

I was a little afraid, because after the immigration process, I didn't want to force him to make a commitment that he might not feel ready for.

But the principal of his school, after a previous evaluation, determined that he was eligible to enter the sixth grade because of his academic level, but that because of his age, he had to be included in the fifth grade.

That is how my Abraham, not only cut his way through school, but also knew how to show off to his teachers and classmates, becoming the most outstanding in the classroom.

His evolution in the new school is still a topic of conversation, because his little brother is already in the second grade, and they see that the "Venezuelan children" are made of fine wood.

At the end of the school year, I receive a message from his teacher asking me to take him in the afternoon to a recognition ceremony in which the morning students (his shift) and the afternoon students would be present. He had to wear his formal uniform, given the formality of the event.

We arrived just in time, as we were notified late. The surprise was that I was told to wait outside and when everything was ready I could go in with the other parents who were there at the door.

What a pleasant surprise it would be when, upon entering, the new standard bearers of the school were presented, and he was named as the representative of the Argentine flag. He would be in charge of carrying the flag during his sixth grade year in every protocol event that the school would hold!

Here, it is an honor that is granted to the most outstanding student in each classroom, but officially it is the sixth grade students who must carry it and the rest of the grades escort the flag at the beginning of the act.

So my boy, being a foreigner, was the one selected to honor the patriotic symbols of the land that welcomed him. And although for him it was no big deal, the mere fact of standing out above the nationals, already made him a point of comparison to achieve excellence.

And as if that were not enough excitement, during the ceremony, he received a recognition for his excellent academic performance, which made him worthy of a bicycle from the local goverment.

So that day he had not only one surprise, but three! And with that he learned the value of the effort we had been making since Venezuela, regarding his academic preparation.

Each achievement, each diploma or medal obtained, is one more step towards the successful adult I wish him to become, because as my father used to say "it is the best inheritance I can leave to my children".

Para cualquier madre comprometida con la educación de sus hijos, verlos alcanzar sus logros, resulta una emoción y una satisfacción muy grande, así los demás lo vean con cosas pequeñas, o como algo que por lógica deberían lograr.

Pero no todos los procesos son iguales, y dependerá también del acompañamiento que tengan los niños en casa, con respecto a la formación de valores de responsabilidad y compromiso con lo que hagan.

Cuando decidimos emigrar, mi hijo mayor ya estaba finalizando cuarto grado, pero al llegar aquí, lo clasificaron para el siguiente año escolar, por lo que hizo medio cuarto y entró luego del primer lapso de quinto grado.

Yo sentía un poco de temor, ya que luego del proceso migratorio, no quería forzarlo a asumir un compromiso para el que quizás no se sintiera preparado.

Pero la directora de su escuela, luego de hacerle una evaluación previa, determinó que inclusive podía optar para entrar en un sexto grado por su nivel académico, pero que por edad había que incluirlo en el quinto grado.

Fue así como mi Abraham, no solo recortó su camino escolar, sino que también se supo lucir ante sus maestras y compañeros, resultando el más destacado del salón.

Su evolución dentro de la nueva escuela, todavía es tema de conversación, pues justo su hermanito acude ya al segundo grado, y ven que los "niños venezolanos" están hechos de madera fina.

Finalizando el año escolar, recibo un mensaje de su maestra para pedirme que lo lleve en la tarde a un acto de reconocimiento en el que estarían los alumnos de la mañana (su turno) y los de la tarde. Debía ir con su guardapolvo, dada la formalidad del acto.

Llegamos con el tiempo justo, pues nos avisaron tarde. La sorpresa es que me dicen, debe esperar afuera y cuando todo esté listo es que podré pasar junto con los demás padres que estaban ahí en la puerta.

Cual agradable sería mi sorpresa que al entrar, presentan a los nuevos abanderados de la escuela, y lo nombran a él como representante de la bandera argentina. Sería durante todo su sexto grado, el encargado de portarla en cada evento protocolar que realizara la escuela!

Aquí, es un honor que se concede al alumno más destacado de cada salón, pero oficialmente son los alumnos de sexto, quienes la deben llevar y el resto de los grados escoltan la bandera al empezar el acto.

Así que mi niño, siendo extranjero fue el seleccionado para honrar los símbolos patrios de la tierra que lo recibió. Y aunque para él no era nada del otro mundo, el solo hecho de destacar por sobre los nacionales, ya lo hacía un punto de comparación para alcanzar la excelencia.

Y como si no fuera suficiente tanta emoción, durante el acto, le entregan un reconocimiento por su desempeño académico excelente, el cual lo hizo merecedor de una bicicleta por parte de la municipalidad.

Así que ese día no solo tuvo una sorpresa, sino tres! Y con eso aprendió el valor del esfuerzo que veníamos haciendo desde Venezuela, con respecto a su preparación académica.

Cada logro, cada diploma o medalla obtenido, es un paso más hacia el adulto exitoso en el que deseo que se convierta, ya que como decía mi padre "es la mejor herencia que les puedo dejar a mis hijos".

Separador by: cortesy of @valeriavalentina