Es una realidad que miro y no puedo creerlo, que quieras irte y abandonar tu esquina verdosa. Tus amplios espacios y tus dulces aromas que nos brindabas en las nocturnas noches.
Ver tus hojas secas me duele como una herida en un brazo, como la falta de agua que ha diario sufrimos en la ciudad. Recojo las mejores aguas para hidratar tu alma, para que no me abandones tu también.
Me seco, te secas, abandonas los espacios de vida y creación, simplemente te quieres ir a otro lugar. Te vas secando y va a pasar lo indetenible, todos lo dicen. Eras su preferida, la niña de sus ojos, la que trajo de su Chuparin para ocupar un lugar para sus historias.
De sus aromas que enamoran a todo el que pasaba por allí, atraído por el suave aroma parecido al jazmín. Ahora te quieres ir, palo a palo, hoja a hoja te vas secando. Como muestra de dolor y nostalgia, por ese abandono sufrido por el autor de tus llamativos días y noches, el que te regañaba a diario si no le dabas flores.
Los palos secos cuentan tus muchos brazos que cubrían todo a tu alrededor, la flores nocturnas que a diario nos acompañaban. ¿Y ahora que? No te vayas, quédate con nosotros, se el homenaje y el mejor recuerdo que nos puedes brindar.
Necesito salvarte y lo hago todo. Recomendaciones van y vienen, conchas de cambur, cascaras de huevo, jabón las llaves. Las amigas expertas opinan y ofrecen ayuda, saben que me duele tu abandono.
Y sigo sin ver mejoría alguna. Tengo tus hijos sembrados en otros espacios, no quiero perderte, ni que tu nos pierdas. Necesito tus aromas dulces de fragancias a jazmín.
Ramas secas es lo que le quedan, solo dos o tres verdes te quedan por allí, sigues aguantando, buscando el porqué te sientes tan sola. Tienes la capacidad de recordar como eras tratada como la reina del jardín.
Aguanta, regresa a tu lozanía fresca, te necesito impecable y dulce. No es lo mismo ir a comprarte en un vivero, tú tienes personalidad e historia.
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