Quiero imaginarme que cada punto blanco son almas posando hacia la tierra. Mirando a sus amigos y parientes, disfrutando sus triunfos y sufriendo sus angustiantes momentos. La vida es así un continuo salto de cambios.
Cada puntita blanca nos brinda un punto de luz inusual, nos deja tortícolis en el cuello por cada intento por definir las formas que miramos. ¿Quien más se enamora de un cielo así? Quien lo disfruta tanto como yo.
Entre los puntos blanco logro mirar caminos de luz que bordean los cielos minados de azules. Son momentos que no se pueden desaprovechar al ver este enorme belleza.
Se van disolviendo y disipando mientras transcurre la mañana en un sin fin de corre corre y trabajo. No volverá a estar igual mañana aunque veas el cielo lleno de puntitos blancos.
No dejo de admirar y disfrutar los espacios, son oportunidades únicas, que me recargan las energía en la mañana, mientras disfruto mi taza de café, que me resulta infaltable cada mañana.
