Concurso, Tinta Imaginaria. El perro que salvará mi alma. Texto Original

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Ramón estaba sentado en un banco, frente a la iglesia de la Misión del Tukuko, en la zona de Perijá, en el Estado Zulia. Había llegado ahí, ya que fue a visitar a una de su prima, Rosaura, en Machiques, y en medio de la visita, Rosaura lo invitó a visitar a una amiga que es Monja de la Comunidad de Santa Ana en la misión.

Ramón accedió a ir de manera inmediata, y partió unido a su prima y a unas amigas de ella hacia la Misión del Tukuko. Él estaba encantado con la visión del paisaje y escuchaba con mucho interés los cuentos que sus compañeras de traslado hacían sobre la zona y sobre las materas o haciendas, que había en el camino lleno de huecos que separaba a la Misión de Machiques.

Después de casi 45 minutos, llegaron a una parte alta de la carretera, donde a la derecha había un Ángel de mármol, colocado ahí por los Misioneros Capuchinos en las primeras décadas de 1900. Pararon la camioneta allí y sus usuarios se apearon para ver la hermosura del valle que se abría frente a ellos, y donde la vista terminaba en la Misión del Tukuko, ubicada en la entrada a la Sierra de Perijá.

Rosaura, le señaló con la mano y le informó, que la entrada que se veía a la izquierda era la entrada de la comunidad indígena de Marewa donde vivían familias Yukpas. Y al final se veía la iglesia y dos calles, la del lado derecho era la calle San Francisco y la del Lado Izquierdo era la Santa Ana.

Así pasó la primera del día Ramón, siendo atendido como un turista, conociendo a las hermanas, conociendo a los frailes y viendo a los niños recibir sus clases en el internado. Pero llegó un momento, en que Ramón salió a caminar, solo mientras su prima y sus amigas se sentaban a hablar.

Caminando vio a los niños Yukpa, jugando con una nutria, y haciendo sus actividades infantiles. Y en el transcurso de su paseo, decidió sentarse en un banco bajo una mata que lo cubría con su sombra. Ahí decidió abrir una galleta, y vio como un perro se acercaba atraído por el sonido y el olor de la galleta.

Ramón empezó a espantar al perro y de hecho le lanzó una piedra, no con fuerza, pero si como para que el animal sintiera el rechazo. En ese momento, una niña, Yukpa, le grito y le dijo, no hagas eso o no podrás salvar tu alma, cuando vayas al mundo de los muertos.
Ramón se quedó con la boca abierta por lo que había escuchado, y le pidió a la niña que le explicara lo que le había dicho, y ella le dijo que iba a llamar a su abuelo, para que estuviese con ella. Así lo hizo Mariana, la niña Yukpa, con su abuelo Marcos.

Ellos comenzaron a hablar y Marcos comenzó a responder las preguntas de Ramón, con el asentamiento de la cabeza de la niña, cada vez que su abuelo hablaba. Y una de las situaciones que más llamó la atención de Ramón, fue que cuando Marcos comenzó a hablar, todos los niños que estaban cerca se fueron acercando y se sentaron a escuchar sin emitir palabras al rededor de ellos.

Cuando Ramón, preguntó el porqué los niños hacían eso, Mariana le contestó que su abuelo Marcos era un Tomaira, que es el líder religioso y espiritual del pueblo Yukpa y él era el intermediario entre su pueblo y el mundo sobrenatural y espiritual.
Ramón se puso serio y comenzó a escuchar a Marcos, quien empezó a hablarle de la tradición de los Yukpas, lo primero que le comento es que en el origen de la vida, había dos soles en el cielo que vivían en armonía.

Pero uno de estos soles, fue engañado por su mujer, provocando un rompimiento en la armonía, por lo que provocó que el sol engañado se convirtiera en la luna, y el otro sol, quedo como rey, gobernado el universo y las estrellas. En cuanto a la mujer que engaño al sol, fue lanzada al agua y ahí, ella se convirtió en una mujer rana, que se encarga de atormentar a los espíritus de los Yukpas, cuando mueren y tratan de pasar al país de los muertos.

Por eso Yukpa, significa ser humano, estamos emanados y cercanos en la creación al sol y su emanación y su calor nos une a él.
Por lo que te comenté antes, para nosotros los Yukpas el engaño y sobre todo el engaño amoroso está prohibido y cuando, alguien lo realiza, lo discutimos en comunidad. Mientras Marcos hablaba, la cara de interés de Ramón en el conocimiento de la mitología Yukpa se hacía palpable.

Marcos continuó y siguió con su instrucción, una vez que se forma la primera comunidad, los hombres y las mujeres entraron en la mentira y el engaño, por lo que hubo un gran diluvio y el agua se llevó todo lo malo. Después del diluvio, quedaron un hombre y una mujer, que convivían y vivían en comunidad con los animales, los árboles, las rocas y todo aquello que les rodeaba.

Ramón estaba realmente muy interesado en lo que escuchaba, al igual que los niños y adultos que ahora les rodeaban. Pero Ramón aún tenía en su mente la idea de los que había dicho Mariana y preguntó. ¿Por qué Mariana me dijo lo del perro y mi alma?
La risa de Marcos fue sincera y después comenzó a decirle, cuando uno de nosotros muere, nuestro espíritu va al lugar o país de las muertes, y según tus acciones ahí vivirás feliz o no. Pero para llegar al lugar de la muerte, debes atravesar el río que separa estos dos mundos y en ese río está la mujer rana que atormenta a los que intentan cruzar si su espíritu no es puro. Y el único guía, que tenemos para cruzar de manera segura ese río, es el perro.

Por eso los Yukpas, no maltratamos y no aceptamos que maltraten a los perros, ya que cuando vamos al otro lado ellos son los que nos guían para salvar nuestras almas. En ese momento, cuando Ramón iba a iniciar una nueva pregunta, llegaron sus acompañantes, diciendo que debían regresar a Machiques por la hora.

Ramón quedó encantado con lo poco que conoció de la mitología y la cultura de los Yukpas y sobre todo con la visión del diluvio y del renacimiento con una pareja de la humanidad, lo que le recordó mucho a la biblia y se imaginó, cuánto no perdemos como sociedad, al desconocer, la cultura y la mitología de nuestros pueblos originarios.

Gracias por leerme.


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