Usted creerá que estoy loco, pero no es así. Estoy muy cuerdo. Llevo siempre conmigo una soga larga y fuerte, queriendo enlazar todo por delante de mí. Me dicen todos en el pueblo: "¡No hagas eso Fidencio!"; pero lo hago para practicar. No quiero fallar cuando tenga la oportunidad de realizar el sueño de mi vida. Ese deseo es un secreto. Se me hincha el pecho de orgullo sólo de pensar el asombro de mucha gente cuando vean logrado mi propósito; otros se admirarán, y unos pocos se morirán de envidia y me odiaran. Si, los desalmados nunca faltan, pero así es el mundo: no hay perfección total en nosotros. A esos necios no se les puede tener en cuenta, aunque algún daño hagan. Ese mismo dolor infringido a los demás, luego les sepultan en el más oscuro olvido, si señor, no lo dude.
Yo sigo lanzando mi lazo hasta perder las fuerzas. Las manos me arden, los nudillos me duelen y todas las demás coyunturas. Pero eso es culpa del reuma, no del lazo. No podemos culpar sin tener certeza, porque con toda seguridad juzgamos por las apariencias, entonces podemos condenar al inocente. Así lo creo, señor. ¡Ah!, ¿Cuándo estaré listo para enlazar mi secreto? Será un día de estos; el momento llegará sin previo aviso, porque estarán maduras las circunstancias. Y ahora, si usted me lo permite, voy a lanzar mi lazo a esa hermosa nube que asoma por allí. ¡Que descanse me dice usted?. ¡Ah!, señor, ¡No puedo descansar mientras el más grande de mis sueños aún no está logrado! Vea usted si es importante o no mi práctica constante. Hace un tiempo atrás, casi amaneciendo, atrapé con el lazo un alma en fuga y la regresé al cuerpo que estaba abandonando. Luego vi a esa persona abrazando con alegría a sus hijos, feliz de volver a la vida. Si yo hubiera titubeado en usar mi lazo, ¿Esos hijos no estarían abrumados por la tristeza? Razone usted con imparcialidad, y comprenderá el por qué de mis acciones.
Ahora usted mismo será testigo de lo dicho por mí. ¡¡Vea!!...¡¡¡¡Ahhh!!!!... ¡Mire como vuela mi lazo!... ¡¡ Jajaja!!.. ¿Lo ve bien?... ¡Ya tengo la nube en mis manos! Ahora la exprimo un poquito nada más,... Y ya está...
Discúlpeme usted por mojar su ropa, pero observe como la tierra ha bebido esa lluvia. Estaba sedienta. Esa es la causa de no haber sequía por estos campos. Ordeño las nubes, y hago prácticas con mi lazo. Si, si, como no, a veces hay quejas: "Fidencio, qué haces, se me pudrirá la cosecha "; no hago caso alguno, sé muy bien cuanta agua necesita beber la tierra.
Si, señor, he pensado mucho en esa posibilidad. Soy un hombre bastante entrado en años y quizás no pueda realizar este último sueño; pero de ocurrir esa fatalidad, estoy muy seguro de que habrán otros Fidencios dispuestos a cumplirlo. No, no, no es palabrería, señor. Quizás pasen algunos años, pero ocurrirá. Esté usted convencido de ello.
Si, está cayendo la noche. Me gusta la música de la noche. Me acuesto en la yerba. Pongo mi lazo de almohada y miro las estrellas. ¿Sabe usted que me gustaría enlazar a una de ellas cuando se desprenden? ¡Imposible! ¡No hay nada imposible para los sueños!
Bien, señor, hasta mañana. Le deseo que tenga usted la mejor de las noches.
— ¡¡¡Ataja!!! ¡¡¡Ataja!!!
— ¡Hey, compadre!, ¿qué sucede?
— ¡¡¡ Atajen a Fidencio!!! ¡¡¡ Seguro que fue él!!!
— ¡¡¡ Pero diga qué pasó!!! ¡¿Qué hizo Fidencio?!
— ¡¡¡ Se robó la luna, compadre!!!
★
Crédito:
El diseño y realización de la portada es de mi autoría. Edición en Photo Studio: com.kvadgroup.photostudio Version: 2.6.2.1241