INFINITO
Miniobra
(Estación de tren)
MUJER.- Señor, estoy limpiando no pise por ahí.
HOMBRE.- La vida es así.
MUJER.- ¿Indiferente?
HOMBRE.- Aburrida.
MUJER.- Todavía me falta una estación y si no me apuro me cierran el abasto. No tengo nada en la nevera, tampoco gas, y mi vecina me va a prestar una hornilla eléctrica.
HOMBRE.- Lo siento, voy a lanzarme a los rieles.
MUJER.- ¡No por favor, no lo haga! ¿No le dije que necesito llegar temprano a mi casa?
HOMBRE.- ¡La vida me aplasta como a una cucaracha!
MUJER.- Hay días difíciles, pero Los carajazos enseñan y una se mantiene de pie como la reina Isabel, ¡hasta ella tiene problemas! Así tome champaña todos los días, la pobre sufre.
HOMBRE.- ¿No se cansa de limpiar?
MUJER.- Sus zapatos tienen pupú de perro por debajo ¿Sabe lo que significa eso?
HOMBRE.- ¡Buena suerte!
MUJER.- Hay que barrer hasta el polvo que ha dejado el ayer.
HOMBRE.- ¿Usted cree que debo arrojarme?
MUJER.- ¡Los pies, los pies, no se devuelva! debo pasar coleto otra vez para que huela bien.
HOMBRE.- ¿Y si sobrevivo?
MUJER.- Amárrese bien los zapatos.
HOMBRE.- ¿Me acompaña hasta el borde?
MUJER.- No puedo, debo ir al banco. El pasaje lo subieron.
HOMBRE.- ¿Usted es feliz?
MUJER.- No más que usted. Nadie recuerda un rostro lleno de sacrificios.
HOMBRE.- Pierde su tiempo, no vale la pena ¡Mire! todo sigue igual de sucio.
MUJER.- Todo el mundo pisa por donde le da la gana, no hay respeto, ni consideración… ¿Y, ahora? Respire hondo. Huele de maravilla, ¿No le parece?
HOMBRE.- ¿A qué le teme?
MUJER.- Una lleva tantas heridas que un día deja de dolerle cualquier cosa.
HOMBRE.- Acérquese.
MUJER.- No puedo, créame.
HOMBRE.- ¡Deje ese coleto!
MUJER.- Estoy apurada ¿no entiende? Debo terminar de limpiar los peldaños con lejía… Después ir a lavar la ropa… ¡salir volando...!
HOMBRE.- Qué vida tan desgraciada la nuestra ¿Se pude vivir así? Si pudiera ver el futuro podría advertirle de sus errores y que un cambio traería nuevos amigos…hasta podría ver las personas que nos convienen, sin desesperarnos, ni sufrir más.
MUJER.- Oiga, eso sería buenísimo, ¿Imagínese? Hasta puede ser millonario. Todos necesitamos ayuda de vez en cuando, limpiar las desconfianzas…
HOMBRE.- ¿Usted cree en la eternidad?
MUJER.- En el diablo y en el cielo; En la eternidad... no sé… Uno necesita “ver para creer”… ¿Se da cuenta? Si usted tiene un don, a lo mejor puede llegar a salvarnos a todos.
HOMBRE.- Ya no tengo más nada que hacer aquí, y usted debe seguir limpiando el piso, lavar su ropa…
MUJER.- ¿Y si lo intenta?
HOMBRE.- Tengo miedo, tengo derecho a tenerlo, ¿no?
(Mujer se acerca al borde)
MUJER.- Tome mi mano, y le advierto que no quiero más tonterías de su parte.
HOMBRE.- Pero, ¿y el piso?… ¿Qué dirán de usted?
MUJER.- Nadie pregunta ni se extraña por nada. La lucha es a muerte por la vida. Infinita. No hay manera de saber hacia dónde va. Nunca sabré de qué se trata.
HOMBRE.- ¿Me acompaña?
MUJER.- Sí, bien alto y con las alas bien abiertas.
HOMBRE.- Cierre los ojos. Así sabremos de que esta hecho el deseo.
MUJER.- Ahí viene. Está ahí. Ahí.
(Sonido de tren)
FIN