Happy day, friends of Hive. I greet you with much affection, wishing you well. Today, I want to share with you, a short poem that I made thinking of all those people who are already old, but still continue to feel young in soul and mind. I hope you like it.
Turning over each leaf, I relive the memories, I move to that time; where I experienced many feelings. Today, I feel them deep inside me with greater intensity.
This feeling that takes hold of my soul, leads me to conclude that my inner vigor still exists, although my hands are wrinkled and I tremble when writing, my cells feel to the fullness each emotion captured in these old leaves.
Sour moments, sweet moments; I have had to live, but they have filled me with vitality, a vitality which is not perceptible to human eyes, but which is as sweeping as the waves of the sea.
Beautiful vitality that comes from the inside out, although outwardly I have lost strength, inwardly I feel like an athlete.
¡Oh old age! comes and takes away my vision, my hearing, my precision. You are merciless with my senses, but you will never annul the feeling of my soul, for it is more powerful than you.
Dear diary of yellow leaves, how precious you are to me; reading you renews my strength and draws on my face a smile for the many memories that are about you.
Youth of the soul, you will never leave me, because in my memory are wonderful memories that nourish me, sustain me and make me feel young in my old age.
Feliz día, amigos de Hive. Los saludo con mucho cariño, deseando que se encuentren bien. Hoy, quiero compartir con ustedes, un breve poema que realicé pensando en todas aquellas personas que ya están mayores, pero que aún así continúan sintiéndose jóvenes de alma y mente. Espero que les guste.
Pasando cada hoja, revivo los recuerdos, me traslado a aquella época; en donde experimenté muchos sentimientos. Hoy, los siento muy dentro de mí con mayor intensidad.
Este sentir que se apodera de mi alma, me lleva a concluir que aún existe mi vigor interno, aunque mis manos estén arrugadas y tiemble a la hora de escribir, mis células sienten a plenitud cada emoción plasmada en estas viejas hojas.
Momentos agrios, momentos dulces; me han tocado vivir, pero me han llenado de vitalidad, una vitalidad que no es perceptible a los ojos humanos, pero que es tan arrolladora como las olas del mar.
Hermosa vitalidad que viene desde dentro hacia afuera, aunque exteriormente he perdido fuerzas; internamente me siento como un atleta.
¡Oh vejez! llegas y te llevas mi visión, mi audición, mi precisión. Eres inclemente con mis sentidos, pero jamás anularás el sentir de mi alma, pues es más poderoso que tú.
Querido diario de hojas amarillas, cuán preciado eres para mí; el leerte renueva mis fuerzas y dibuja en mi rostro una sonrisa, por los muchos recuerdos que están sobre ti.
Juventud del alma, jamás te alejarás de mí, porque en mi memoria están maravillosos recuerdos que me nutren, me sustentan y me llevan a sentirme joven en mi vejez.
