Detrás del disfraz...

Más que oportuno… Puesto que por muchas razones el universo se empeña en llevarnos por caminos que parecieran ya andados y de los cuales hay mucho aun por recorrer. Oportuno porque la imagen me recuerda conversaciones evitadas y temidas… de esas que nos llevan a escondernos a camuflajearnos…

Y hablando de máscaras y muros; de disfraces y murallas infranqueables. La única manera de saltar ese liso muro, es quedándome por fin al desnudo, igual que al momento en que debemos desnudar nuestra mente de pensamientos inservibles.

Ya está raído y deforme el disfraz que alguna vez me sirvió para supuestamente protegerme, para que nadie pudiera verme tal cual soy; las orejas otrora alzadas y desafiantes, caen como hojas pendientes del ultimo hilo de verdor de su peciolo, un soplo más de viento y caerán irremediablemente.

A nadie le complace ya el disfraz, ya nadie se divierte, ni siquiera puedo respetarme a mí misma, por haber sido tan cobarde y por no habérmelo desprendido de la piel hace ya tiempo atrás. Antes, la brillantez de su peluche, asemejando pelaje blanco, llamaba la atención, tan níveo, como el plumaje de un cisne.

Ahora es tan turbio como los pensamientos que rondan mi cabeza, encerrando mi corazón tras una muralla como la que veo al frente de mí… y pensar que yo misma la alce, yo puse cada piedra, medí cada centímetro de su estructura, clausure cada posible ranura. Y yo desde adentro, con el disfraz puesto, solo para mí.

Porque así somos los humanos, nos disfrazamos para encajar en el mundo que nos toca, para ser aceptados, para que nadie se burle de nuestra esencial manera de ser y de sentir… y con el disfraz que nos ponemos, nos dedicamos a crear un muro de contención para que nadie pueda pasar, para que nadie pueda quitarnos el disfraz… creyendo la utópica mentira de que así nos protegemos de nosotros mismos.


Y no, no voy a disfrazar lo escrito; no será alegre, no es alentador, es al contrario lúgubre y deprimente como la imagen, porque sinceramente yo la percibo así. Y si, realmente me recordó la cantidad de disfraces que he usado en mi vida y creo que a veces es preciso hacernos conscientes de nuestros maquillajes, de nuestras farsas, de las mentiras que nos decimos a nosotros mismos, para poder hacer lo que llamamos cambios necesarios... y como decía Jung: “Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino adquiriendo conciencia de la oscuridad. Lo que no se hace consciente, se manifiesta en nuestras vidas como destino”. Y cuando el Universo siempre causal coloca la oportunidad, es importante aprovecharla para seguir andando mas allá mas hacia lo profundo... mas hacia lo que habita en nuestro interior...

Gracias... 🦋🦋🦋🦋🦋

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Ecency