Continúa... la historia (nuevo concurso) 6 de marzo de 2022

El sabor de un Amor

"Se quedó allí, en el mismo lugar que tanto odiaba, mirando fijamente a la distancia. Su rostro lucía estoico, pero por dentro, un aluvión de sentimientos le destrozaban el corazón después de escuchar aquella noticia. A ella le bastó un par de oraciones para decirle que todo había terminado. A él le pareció irreal la manera como se dio vuelta con indiferencia, arrojando al piso la rosa y los chocolates; marchándose a paso apresurado…"

Realmente sabia que ella no era una persona sencilla, que cuando tomaba una determinación, no había nada que la hiciera reconsiderar sus decisiones. Comprendía que los mundos de ambos diferían en todos los sentidos, eran dos universos totalmente diferentes; dos trenes viajando en direcciones opuestas. Quería decirle un sin fin de cosas, soltarle todo el dolor que corría de las sangrantes heridas que acababan de hacerle; quería contarle que la vida era algo mas que correr a toda prisa en pos de una carrera, del reconocimiento o del dinero que tanto amaba. Que en pocas horas estaría la acera, sobre la cual suponía estar de pie, mas roja que la rosa; que necesitaba de su ayuda. Pero no, él prefirió quedarse allí mirándola alejarse, bailando sus emociones al son de sus caderas; sintiendo como el calor impregnaba su camisa, sus pantalones. Ya no sentía otro dolor que no fuese el de su corazón partiéndose en millones de pedazos, lo que le hacia incapaz de demostrar ninguna otra cosa.

Con dificultad se inclino a tomar los chocolates antes de que se quedaran irremediablemente dañados; la rosa simplemente la coloco en su oreja, al mejor estilo de los casanovas españoles, de los cuales le hablaba su abuela en las tardes de verano, cuando comían helados y bombones caseros hechos por ella; reclinados en el tronco del Sicomoro que guardaba la entrada al jardín. Nunca le había causado curiosidad verificar ese detalle; lo extraño es que justo en ese momento lo pensó. "Vaya momento para recordar los cuentos de mi nana" - diciéndolo en voz alta como si estuviese continuando una conversación mental.

Respiro profundamente, sintió una punzada en su costado izquierdo y recordó que su vida estaba fluyendo literalmente fuera de su cuerpo; intento caminar, pero estaba levemente mareado, así que decidió sentarse un momento en la acera, recostado de un farol. Sabia que tenia que buscar ayuda, pero no quería moverse. - Solo un momento, un parpadeo y salgo de aquí- pensó. Tomo mecánicamente la caja con los chocolates y sin mirar la destapo. - Necesito un motivo para continuar- Y en la nebulosa obscuridad donde se había refugiado vio a lo lejos el árbol y bajo del estaba su abuela gritándole: - Lánzame un bombón querido, justo en mi boca - Era un juego que solían hacer, bajo el Sicomoro, algo que de verdad le divertía; le resultaba graciosas las muecas y volteretas de su abuela tratando de capturar los chocolates que el le lanzaba mientras ella se reía como loca. La volvió a escuchar, dos veces mas la misma frase, y el le lanzaba los bombones de la caja, aun con los ojos cerrados. - Ya va abuela- protesto él- me vas a dejar sin chocolleta- La frase salió de sus labios de manera autómata, y sin pensar se coloco uno de los bombones en su boca. Su cálido sabor, lo amargo con la dulzura le dio lo que estaba buscando sin pensar.

Abrió los ojos y observo a varias personas junto a él, vestidos de blanco. Nunca supo a ciencia cierta quien llamo la ambulancia; solo pudieron decirle alguien que paso a su lado se dio cuenta de la sangre que bañaba la acera y dio el aviso. - Es que es muy extraño ver a un hombre adulto, hablando como un chiquillo, desternillándose de la risa mientras lanza chocolates al viento - Eso fue todo lo que le supieron decir.

Gracias por la invitación Rosalinda Laya @r2o
Invito a: @hlezama @edgar28 @esclavos75

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