La mancha de tinta le recordó su infancia , cuando aprendía a escribir con aquellos bolígrafos que se reventaban cuando menos lo esperabas. Recordaba que casi todos sus útiles escolares estaban manchados y que decir de sus dedos. Hasta que un día la maestra los autorizo a escribir con lápiz y las manchas dieron paso a los borrones.
Fue esa maestra quien la inició en el bello mundo de la escritura.
La foto fue tomada de La Jiribilla.