Cuéntame una historia / La llamada

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Imagen tomada de Pixabay

Un accidente de avión y una llamada misteriosa por @ pelulacro

Despertó sudoroso, con el corazón acelerado, con miedo, casi al borde del pánico. Abrió los ojos pero no se atrevía a levantarse, estaba como amarrado a la cama, sentía que su cuerpo pesaba más de lo normal y sentía calambres en los pies. Respiró profundamente cinco veces, con los ojos cerrados, boca arriba, con los brazos extendidos a los lados del torso sudoroso. Poco a poco, según hacía los ejercicios de estiramiento, desaparecieron los calambres y el calor que lo quemaba y tomó control del cuerpo, listo para levantarse.

A su lado, @ceciliajess dormía plácidamente, sin moverse, con una respiración muy suave, casi imperceptible. En la penumbra de la habitación, apenas iluminada por los débiles hilos de luz de la luna, contempló, con regocijo y placer, el hermoso rostro de su esposa.
@saulos se levantó y entró al baño, se lavó la cara y contemplando su rostro en el espejo trató de recomponer el sueño que se repetía cada noche: un accidente de avión, gritos, llamadas de auxilio, muchas personas corriendo, llorando o gritando en el aeropuerto, fuego destructor, ambulancias, bomberos y policías. No se atrevió a contarle a su esposa porque sabía lo que ella le respondería: “Estás nervioso por tu próximo viaje en avión” o “Estas pensando todo el tiempo en tu viaje y siempre le has tenido miedo a los aviones” y así por el mismo tenor otras posibles respuestas y esa certeza le devolvía la tranquilidad al concederle razón a los argumentos de su amada quien casi nunca se equivocaba.

Salió del cuarto y se dirigió a la cocina, se sirvió un vaso de agua y entró a su estudio, eran las tres de la madrugada del domingo, una semana antes de su viaje. Encendió su laptop, en segundos apareció la pantalla del escritorio una de las fotografías que @ceciliajess tomó en el Zoológico, para su último relato en Hive: la de los cinco monos en una jaula enorme. Por pocos minutos observó la pantalla de inicio, revisó nuevamente la fecha y la hora en la esquina inferior, a la derecha del monitor pero no se decidía a abrir algún programa o archivo.

De pronto su abstracción se vio interrumpida por el repicar de su teléfono celular que tenía conectado al cargador, al lado de la laptop. La llamada provenía de “Ceci”, como tenía registrada a su amada esposa. Se sobresaltó porque no veía factible que su esposa a quien dejó minutos antes en la cama, durmiendo profundamente, pudiera estar llamándolo. Tomó el teléfono y sin responder la llamada volvió a su habitación. Cecilia continuaba durmiendo plácidamente y su móvil estaba sobre la mesa de noche, apagado.

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Imagen tomada de Pixabay

@saulos no comprendía lo que estaba sucediendo y sintió que un escalofrío recorría su espalda. Acercó a su cara el teléfono y contemplaba la foto del perfil de su esposa que lo llamaba y con las manos temblorosas decidió atender la misteriosa llamada. Oprimió el botón y atinó a decir. “Hola” y sus oídos recibieron con toda claridad la voz de la bella @ceciliajess: “!Hola cariño!, ¿Dónde estás?, ¿Por qué no respondes mis llamadas?, por Dios @saulos, estoy muy angustiada!; acaban de informar por tv de un grave accidente de un avión que se incendió al aterrizar en el aeropuerto y chocó con otro avión que había aterrizado media hora antes; en el noticiero y en las redes sociales hablan de muchas víctimas mortales y heridos y dos aviones en llamas y creí que era tu avión; dime: ¿Estás bien? ¿Ya estás en el hotel?”.

La voz de la desesperada mujer continuaba con más preguntas, en medio de sollozos y su esposo sin poder articular palabras la contemplaba acostada en su cama y su celular apagado en la mesa de noche. El hombre recordó con más claridad su reciente sueño y se vio en el avión que acababa de colisionar en la pista del aeropuerto, y escuchó los gritos de los pasajeros, mientras él trataba de llamar a la bella Cecilia. Se movió hacia la cama para despertar a su mujer, pero su esfuerzo fue en vano porque mientras daba pasos hacia la cama, ésta se alejaba con la bella durmiente para desaparecer en la penumbra del cuarto, iluminado débilmente por algunos hilos de luz de la luna que, en lo alto del cielo, se alejaba hacia el poniente.

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Imagen tomada de Pixabay

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