Cuéntame una Historia: Sopa para el Gato.

Ray es un joven cubano, es un muchacho de casa muy introvertido, que pasa la mayoría del tiempo jugando en su computadora portátil. La mayoría de las veces está consumiendo videojuegos de guerra, principalmente los de estrategia. Desde que se despierta solo se levanta de la máquina para ir al baño, su madre ya se resignó a que su muchacho sea así. Ella es la que va de compras y hace las labores de la casa.

Un día invernal fue a llevarle el almuerzo a Ray como acostumbra hacer diariamente, llega hasta su cuarto y llama a la puerta:

  • Ray mijo, aqui te traigo el almuerzo. El muchacho abre la puerta dejando casi el espacio exacto para que pueda pasar la vasija que trajo su madre.

Cuando el jóven tuvo el almuerzo en sus manos pudo ver con más claridad lo que su madre le había entregado y entonces reclamo:

  • ¿Mamiiii, que pasó?¿Por qué no hiciste arroz y frijoles o algo más?
    La madre, que ya estaba camino al patio de la casa a realizar otras labore regresa hacia el cuarto de su hijo y le habla desde el otro lado de la puerta.
  • Mira Ray, casi no queda comida y con el frío que está haciendo no tenía deseos de salir a comprar arroz. Tomate esa sopa que te va a calentar, es una sopa japonesa que me recomendó una vecina y de verdad que está buenísima. Pruebala para que tu veas.

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El muchacho no tenía ningunas intenciones de probar la sopa ya que la consideraba poca cosa, pero por respeto le respondió a su madre:

  • Esta bien mami,me la tomaré, pero si hace falta comida me lo dices que yo la compro por internet y nos la traen hasta la puerta de la casa. Ahora voy a comprar un par de paquetes de arroz así que estate atenta para cuando llegue el mensajero.
    Y la madre le contestó:
  • Ay mijo verdad que ahora con las tecnologías se resuelven un montón de cosas, gracias amor.

Ray tomó la sopa, se dirigió hacia la ventana de su cuarto y la dejó en el alero de la misma. Se dispuso a hacer las compras como le había dicho a su mamá y olvidó su almuerzo por unos 5 o 6 minutos. Cuando volvió a mirar hacia la ventana vio que el gato callejero, un gatico con pulgas que acostumbraba mimar de vez en cuando en su ventana se estaba tomando la sopa con tremendas ganas.

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El muchacho pensó que quizás la sopa estaba buena y decidió probarla, pero para su sorpresa ya el caldo estaba por el fondo del recipiente. Solo pudo pasarle la lengua al tazón y como se imaginarán le gustó mucho el caldo. Se lamentó no haberlo probado desde un primer momento y gritó:

  • Mamiiiiii, ¿No queda más sopa japonesa?

Esta es mi participación en el concurso Cuéntame una Historia, iniciativa de la comunidad @freewriters.club. A mis amigos @jorje-6303 y @lovesniper , si quieren unirse al concurso aquí les dejo el enlace al post de la convocatoria

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