En las tardes los paseos a la casa de mi abuela los recuerdo vividamente, el gran patio con Arboles frutales las gallinas, y los perros con los cules jugabamós mi hermano y yo,siempre bajo la mirada de mis abuelos, en esa casa había una antigua máquina de coser que mi abuela usaba para confeccionar y reparar prendas de vestir, por lo cual siempre se escuchaba el paso de la aguja a través de la tela.
Esos días poco a poco se han ido desvaneciendo, mis abuelos no estan, la casa no es la misma, pero y las responsabilidades de la adultez se anteponen a juegos con perros y gallinas, la apacibilidad de la casa me hace sentir solo en una tranquilidad que duele.
Pero cuando escucho el sonido de la aguja pasar a través de la tela me siento en calma, como si todo esta bien, como si mis abuelos volvieran a cuidarme, mientras juego con mis fantasias de niño pequeño...
