De 24 quilates - Mi participación en "Cuéntame una historia"

—Despedir a la abuela ha sido lo más difícil que he tenido que hacer en la vida —dijo Roxana levantando el vaso lleno de líquido ambarino y llevándolo a su boca. Hizo una mueca al tragar, cerró los ojos, suspiró y continuó hablándole a la concurrencia— todos ustedes lo saben, la conocieron y saben lo difícil que será para mí una vez que todos se vayan y vuelvan a sus vidas; pero al menos hoy siguen aquí apoyándome y haciéndome compañía, así que muchas gracias por venir —cerró la intervención dando un trago largo.

Los allí reunidos eran sus primos y amigos, algunos ancianos amigos de su abuela; pero ninguno de sus hijos. En su opinión, Dios había sido muy cruel, haciendo que una mujer tan buena tuviera que enterrar a sus tres hijos. Ningún padre debería tener que enterrar a sus hijos, es antinatural y cruel.

Allí estaba ella, ahogando en alcohol el dolor de perder a la única madre que habían conocido ella y sus primos y pensando en como enfrentaría ahora la vida en aquella enorme y vacía casa. Seguro tendría que venderla y dividir el dinero con sus primos, eso sería lo más justo.

La noche llegó y los vecinos y amigos se fueron marchando, su prima, Dana, pidió unas pizzas y destaparon la tercera botella de ron. Habían quedado los cuatro solos en la casa en la que crecieron bajo la tutela de su Maita. Allí habían vivido hasta la adultez luego del trágico accidente en el que murieron sus padres; porque sí, los tres hijos de Doña María Candelaria Cáceres, habían dejado el mundo junto a sus esposas la misma trágica noche en la que se volcó la camioneta en la que viajaban.

—Yo quiero el anillo de oro —dijo David rompiendo el silencio y lo dijo tan serio que quien no conociera la historia familiar diría que se trataba de un cuervo lanzándose sobre los despojos de la anciana que no tenía ni medio día bajo tierra.

—¡Ah no, eso sí que no! El anillo es para mí —respondió Dana rompiendo a reír al tiempo que todos reían.

—¿De cuántos quilates es que era? —preguntó Ramón mordiendo un trozo de pizza y con la boca medio llena.

—De 24 —afirmó Roxana, mientras sacaba el anillo de su dedo.

—¿Quién fue que lo ganó en la feria, tú o Dana? —Preguntó David mirando a Roxana.

—Lo traje yo, pero no me lo gané como le dije a Maita, se lo quité a Camila Sulbaran, la hija del señor de la carnicería, ¿se acuerdan de ella? —dijo Dana sonriendo, mientras recordaba como se lo había arrebatado a Camila, después de que esta lo encontrara de premio en unas galletas.

—Lo he usado de amuleto de la suerte durante años —intervino Roxana—, pero si lo quieres te lo dejo.

—Le propondré matrimonia a Victoria con él —dijo David con una sonrisa traviesa.

—Te lo va a tirar en la cara —respondió su hermana Dana, mirándolo con sorpresa.

—Si lo hace no es la indicada —dijo David y todos lo miraron entendiendo.

—¡Mierda! —todos voltearon para encontrar a Ramón saltando en un pie—. ¡Creo que me fracturé un dedo, la mesa me ha atacado! —todos echaron a reír.

Roxana abrió una gaveta y sacó un zapato, de niños siempre les pareció que aquel zapato era gigante, y de adentro de aquel sacó una botellita que todos conocían muy bien, era el aceite medicinal de la abuela. Los ingredientes de aquel menjunje eran un secreto que se había llevado a la tumba, pero cada golpe o dolor era sobado con aquel medicamento milagroso por Maita. Los recuerdos la inundaron de repente y rompió a llorar a moco tendido, por primera vez desde que había encontrado el cuerpo sin vida de su abuela. Ya no volvería a abrazarla, a esperarla con café a la vuelta del trabajo, a pedirle que pusiera una de esas películas de vaqueros, a reñirla porque dejó los zapatos en la sala... Esa noche los cuatro rieron y lloraron entre recuerdos y cuando se fueron a dormir al alba, Roxana sabía que sus primos se irían muy pronto y que su vida, y la de ellos, estaba cambiando para siempre.

Esta es mi participación para "Cuentame una historia" de esta semana. Les dejo el link a la convocatoria e invito a @felixmarranz y @nancybriti1 a que cuenten una historia también.

Imágenes de mi autoría, tomadas con mi teléfono Redmi 9a y editadas en Snapseed.

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