English
I see a talented fire thrower practicing to put on a great show. I feel he has a lot of internal battles.
A famous fire spearman, whom everyone called Dragon, was preparing to put on a big show in the evening. Since he was sixteen years old, he had practiced devouring and expelling fire from his mouth, a challenge he set himself to overcome his fears. At first, he struggled to develop his current skill with fire; for the mucous membrane of his mouth and lips were constantly burning and it looked as if he had wall-to-wall herpes sores. At times, he had so many sores that it was impossible for him to close his mouth properly. However, he learned how to master the pain, ignoring it completely and concentrating on his goal. Until many years later, he became a genius fire-spitter, getting people to believe that he really was a dragon.
The cloud of flames coming from his mouth as he practiced became more and more prominent, dancing in front of him as if they were about to give life to a great fire. The light illuminated his face, revealing his dogged determination. It was not a mere fire to him, but a part of his being and voice. Every spark in the air was a note of the song of his life, a melody that spoke of passion, risk and fragility.
—Invincible fire warrior, Dragon—he seemed to hear the fire say in his mind in a flaming whisper.
Silence echoed in the place, but in Dragon's mind, the fire chattered and reminded him of the nights he had fought his own demons.
—You cannot control me, you can only fear me— the voice of fire said again.
A shiver ran down her spine, but she was undeterred. With newfound determination, he shot flames higher and brighter, turning his fear into strength.
Each time the flames danced, it was as if they told the story of Dragon, a man who had learned to transform pain into art and who challenged himself, reminding himself that, though fire is a terrible adversary, it can also be a companion in life.
With his heart pounding with excitement, Dragon kept practicing to deliver a great performance into the night, letting the flames speak for him, a dramatic song of light and heat that illuminates not only his exterior, but also his soul.
Español
Veo a un talentoso lanzafuegos practicando para dar un gran espectáculo. Siento que tiene muchas batallas internas.
Un famoso lanzafuegos, al que todo el mundo llamaba Dragón, se preparaba para ofrecer un gran espectáculo en la noche. Desde que tenía dieciséis años, había practicado devorar y expulsar fuego por la boca, un reto que se propuso para superar sus temores. Al principio, le costó desarrollar su habilidad actual con el fuego; pues la mucosa de su boca y los labios se le quemaban constantemente y parecía como si tuviera llagas de herpes de pared a pared. A veces, tenía tantas
heridas que le resultaba imposible cerrar bien la boca. Sin embargo, aprendió cómo dominar el dolor, ignorándolo por completo y concentrándose en su objetivo. Hasta que muchos años después, se convirtió en un genial escupefuegos, consiguiendo que la gente creyera que realmente era un dragón.
La nube de llamas que salía de su boca mientras practicaba se hacía cada vez más prominente, danzando frente a él como si estuvieran a punto de dar vida a un gran incendio. La luz iluminaba su rostro, revelando su obstinada determinación. No era un simple fuego para él, sino una parte de su ser y de su voz. Cada chispa en el aire era una nota de la canción de su vida, una melodía que hablaba de pasión, riesgo y fragilidad.
—Guerrero de fuego invencible, Dragón—le parecía oír decir al fuego en su mente en un susurro llameante.
El silencio resonaba en el lugar, pero en la mente de Dragón, el fuego parloteaba y le recordaba las noches en que había luchado contra sus propios demonios.
—No puedes controlarme, solo puedes temerme—volvió a decir la voz del fuego.
Un escalofrío recorrió su espalda, pero no se dejó intimidar. Con una nueva determinación, lanzó llamas más altas y brillantes, convirtiendo su miedo en fuerza.
Cada vez que las llamas danzaban, era como si contaran la historia de Dragón, un hombre que había aprendido a transformar el dolor en arte y que se desafiaba a sí mismo, recordándose que, aunque el fuego es un adversario terrible, también puede ser un compañero en la vida.
Con el corazón palpitando de emoción, Dragón siguió practicando para ofrecer una gran actuación en la noche, dejando que las llamas hablaran por él, un canto dramático de luz y calor que alumbra no solo su exterior, sino también su alma.
