Que ironías de la vida venirte a encontrar aquí después de 40 años buscándote, recuerdo esa tarde lluviosa que nos dijiste que ya regresabas, que ibas a comprar keroseno en la bodega de la esquina y que regresarías con los acostumbrados caramelos que alegraban siempre nuestra niñez . Ni los caramelos ni usted.

Cuántas veces mi mamá nos decía: pronto vuelve, seguro se quedó hablando con sus amigos en la esquina. Tremenda conversación con tus amigos, 40 años de muy fructífera conversación, mi madre y tus hijos duramos petrificados en el tiempo esperándote y tú aquí, muy cómodo recostado en un sillón con un casco en la cabeza. Y yo perplejo tratando de entender en qué mundo divagas, en que realidad virtual naufragas.

Aquí parado observo cómo te sumerges en ese mundo tan ajeno a la realidad o tal vez a lo que nosotros creemos es la realidad, es probable que tu realidad sea esa que observas tan abstraído. ¿Quién tiene la certeza de lo que es real?

A pesar del tiempo transcurrido me alegro de verte, quisiera hablarte de las miles de cosas que han pasado, de las tristezas y alegrías, de mi graduación, mi primera novia, de mi familia formada estos años, de tu esposa, esa madre aguerrida que a pesar de haberte esperado tanto años nunca se rindió, quisiera hablarte de tus nietos, de mi primer divorcio, quisiera hablarte de esos hijos que dejaste atrás esperando sus caramelos y cómo cada uno hizo su vida. Pero no; mejor no, estás muy concentrado en tu mundo.

Te observaremos de este lado, te mostraremos nuestra realidad, nuestras vivencias y tal vez cuando decidas escapar de ese mundo de programación virtual y regresar al nuestro, podamos tocarnos en la realidad, en esta realidad dominada por los sentidos y podamos sentirnos aunque sea solo en un efímero momento de conciencia.

"Todo depende de como veamos las cosas y no de como son en realidad"
(Carl Jung)

Invito a participar en esta iniciativa @helicreamarket y nos cuente que le transmite esta imagen.

What ironies of life to come across you here after 40 years of searching for you, I remember that rainy afternoon when you told us you were coming back, that you were going to buy kerosene at the corner store and that you would return with the usual candies that always brightened our childhood. Neither the candies nor you.

How many times our mom would say: he'll be back soon, he must have stayed chatting with his friends on the corner. A tremendous conversation with your friends, 40 years of very fruitful conversation, my mother and your children remained petrified in time waiting for you and here you are very comfortably reclined on a chair with a helmet on your head. And I perplexed trying to understand in what world you wander, in what virtual reality you are adrift.

Standing here I observe how you immerse yourself in that world so alien to reality or perhaps to what we believe to be reality, it is likely that your reality is that which you observe so abstractedly. Who has the certainty of what is real?

Despite the passage of time, I am glad to see you, I would like to talk to you about the thousands of things that have happened, about the sorrows and joys, about my graduation, my first girlfriend, about my family formed over these years, about your wife, that resilient mother who despite having waited for you for so many years never gave up, I would like to talk to you about your grandchildren, about my first divorce, I would like to talk to you about those children you left behind waiting for their candies and how each one made their own life. But no; better not, you are very focused on your world.

We will observe you from this side, we will show you our reality, our experiences and maybe when you decide to escape from that world of virtual programming and return to ours we can touch each other in reality, in this reality dominated by the senses and we can feel at least in a fleeting moment of consciousness.