Foto by @drynemer
Científicos afirman que la oscuridad es la ausencia de la luz y yo puedo confirmarlo.
Él era luz pura y cuando estaba junto a mi, iluminaba mi vida.
Al irse de mi lado solo quedaba una infinita y monstruosa oscuridad que oprimía mi pecho, nublaba mi mente y aterrorizaba
a mi alma.
Yo era la oscuridad, la que estaba ahí sin la ausencia de la luz, la que en las noches estaba aterrorizando a los pequeños, donde se cometían las mayores fechorías y en la que los monstruos decidían salir.
Pero mi único consuelo era la luz de él, la luna, esa que arropaba mi alma. Esa que me acompañaba siempre, esa que me era fiel.