Antonio Machado y la conciencia esencial de la poesía

A más de 80 años de la muerte (22 de febrero de 1939) del gran poeta español Antonio Machado, me resulta muy oportuno no solo volver a leer sus mejores poemas (existen muchas publicaciones de antologías suyas de fácil acceso en internet), sino más, refrescar su pensamiento acerca de la poesía. Y es lo quisiera hacer en este breve post.

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Antonio Machado retratado por Joaquín Sorolla en 1918. Fuente


Como otros poetas iniciadores o continuadores de la modernidad poética (pues lo que voy a indicar es signo insoslayable de ella), tal es el caso de Poe, Baudelaire, Mallarmé, Valéry, Rubén Darío, entre los principales, Antonio Machado dejó sus reflexiones acerca de su concepción de la poesía, es decir, sobre su poética, en los prólogos que escribió a sus libros de poemas.

Así, encontramos, en los prólogos a cuatro de sus libros, aspectos centrales de su pensamiento poético, que son, en mi perspectiva, vigentes y universales. Iré destacando algunos de ellos citando fragmentos y haciendo breves comentarios.

En el prólogo a Soledades, uno de sus primeros poemarios (1917), leemos:

Yo también admiraba al autor de Prosas profanas, el maestro incomparable de la forma y de la sensación (…). Pero yo pretendí (…) seguir camino bien distinto. Pensaba yo que el elemento poético no era la palabra por su valor fónico, ni el color, ni la línea, ni un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu; lo que pone el alma (…), con voz propia, en respuesta al mundo.

Habiendo estado influido por la estética modernista, Machado toma distancia, con reconocimiento al maestro Rubén Darío y sin desdeñar el valor de esa estética, se orienta desde ya a declarar lo que será la nota definitoria de su poesía fundamental y trascendente; eso que en el mismo prólogo denomina "los universales del sentimiento", como dice, "distinguiendo la voz viva de los ecos inertes". Esos a los que se opondrá, y que en su poema "Retrato" (de Campos de Castilla), metaforizará como "los afeites de la actual cosmética" o "las romanzas de los tenores huecos".

Luego, en el prólogo a Campos de Castilla, expone que ha orientado sus ojos "hacia lo esencial castellano" y, reconociendo lo que llama "un doble espejismo" –la falsa alternativa entre la realidad exterior y la interior–, expresa.

Y pensé que la misión del poeta era inventar nuevos poemas de lo eterno humano.

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Foto de estatua de Machado hecha por Antonio Pérez Almahan (2009) Fuente


Esta es una conjetura o idea abierta de Machado que tiene una importancia capital en su poética, que nos conducirá a su formulación fundamental a la que quiero llegar. Pero veamos. Lo eterno es lo que permanece, en consecuencia no puede ser contingente. Mas, ¿no hay en lo contingente, en lo efímero, como apuntó Baudelaire, eso "elemental humano" que caracteriza Machado?

Intentando responder a esas interrogantes, leamos unas líneas del prólogo a la reedición de Soledades, en 1919:

Sólo lo eterno, lo que nunca dejó de ser, será otra vez revelado, y la fuente homérica volverá a fluir.

Entonces, lo eterno está contenido en algo (experiencias, concreciones de la vida) en las que respira, está latente, y se revelaría por la poesía, esa "fuente" que Homero invocará al inicio de sus inmensos poemas, como Diosa (Ilíada) o como Musa (Odisea).

Pero será en el prólogo (titulado "Poética" en la edición que tenemos) a la Antología de poetas españoles contemporáneos preparada por Gerardo Diego, poeta de la generación del 27, publicada en 1931, donde se recogerá la expresión en la que me parece que Machado sintetiza, de modo magistral, su concepción poética. Cito:

La poesía es la palabra esencial en el tiempo. La poesía moderna, que, a mi entender, arranca, en parte al menos, de Edgardo Poe, viene siendo hasta nuestros días la historia del gran problema que al poeta plantean estos dos imperativos, en cierto modo contradictorios: esencialidad y temporalidad.

Desde que leí esa frase de Machado (hace unos cuantos años), asumí que era una de las definiciones más esenciales, precisamente, de la poesía: Ella contiene los tres elementos imprescindibles: la palabra, la esencia y el tiempo. En lo que sigue Machado, de formación filosófica (había sido discípulo de Henri Bergson en París), formula una contradicción complementaria: la que hace a lo permanente, la esencia, que supone un acto de pensamiento abstracto para llegar a ella, y que en ese sentido sería "destemporalizadora", pues detendría la "onda fugitiva" del río de Heráclito, como el mismo dice. Y creo que en la mención a Heráclito está la clave a esta supuesta contradicción, que, como digo, no es antagónica: si el río siempre fluye y nunca nos bañamos en sus mismas aguas, es el mismo río aunque corran sus aguas; es decir, esencialidad y temporalidad se complementan.

Referencia bibliográfica:
Machado, Antonio (1969). Poesías completas (12ª ed.). España: Edit. espas-Calpe.


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Gracias por su lectura.


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