When I bought my current house in the early 1990s, I had to completely remodel it. It was absolutely necessary since in the state it was in it was uninhabitable.
Some may wonder why they bought a property in that state, it was the only possibility they had at that time to own a house, they were tired of the apartment that, despite being large and modern at the time, had the typical drawbacks of that kind of properties: neighbors too close, crazy consortium and common expenses too expensive.
While the endless renovation was taking place, we lived for more than a year in my father-in-law's house, at that time a widower so he had plenty of space and of course, he gladly accepted the 5 of us, my wife, the children, the dog and me.
When they removed the ceiling of the rooms on the upper floor, the columns were exposed, several dark wooden beams, some very strong and others had been, but the water that seeped and the humidity of years had wreaked havoc, they had to be replaced; the option was all or only the damaged ones. We decided together with the architect that it was better to change all of them for inexpressive but solid concrete beams.
The old and noble woods left the hand of the masons, I didn't care, I hardly even paid attention to it.
More than thirty years have passed since that moment and my way of seeing things has changed, at least for me. Today I pay attention to other details, I have more time to reflect and experiment therefore a few days ago when I saw two beautiful beams very similar to the ones, we took from the house I remembered the fact and wished I had kept them.
My son has just built his house 2,000 kilometers from here, in Trevelin, the mill town says the Welsh translation. I promised to build her a light fixture for the kitchen, just below the large island that will serve as a breakfast nook and casual lunch. I already have it laid out in my mind, the main base will be just a good stretch of an old, dark, and strong wooden beam. Exactly what I discarded years ago, the same as the ones that my neighbor has just removed from his newly renovated house and that is very similar to mine, which is not a coincidence, the entire neighborhood is built the same, with the same materials, with similar size and identical functionality.
I asked him to sell them to me, but he refused, he is also going to use them to make various objects, the long strips are almost 100 years old and a great seal indicates their origin: North of the United States of America.
It is curious how I changed my perception of things, as a young man with a future and a family to build and take care of, I did not give importance to most of the objects that passed through my hands, there was no time for things that at that time I qualified as superfluous, beams are just one example, I could list several more.
Over the years we learn to calm our spirits, to take time to reflect and determine more exactly what we like, what is worth learning, and what we would like to keep or modify. It is never too late to change, although there are situations like this where we remember those old attitudes, on some occasions it can be amended, on others not.
As I once read, the best comes with age. Also, the worst, even more so in a world ruled by idiots.
Cuando a principios de los años 90 compré mi actual casa, tuve que remodelarla totalmente. Era absolutamente necesario ya que en el estado en que estaba era inhabitable.
Quizás algunos se preguntarán el porqué de adquirir una propiedad en ese estado, bien era la única posibilidad que tenía en aquel momento como para poseer una casa, estaba cansado del departamento que pese a ser grande y moderno para ese entonces, tenía los inconvenientes típicos de esa clase de propiedades: vecinos demasiado cerca, consorcio alocado y expensas comunes demasiado caras.
Mientras se desarrollaba la interminable refacción vivimos más de un año en casa de mi suegro, en ese momento viudo por lo que tenía espacio de sobra y por supuesto nos aceptó de buen grado a los 5, mi esposa, los niños, el perro y por supuesto yo.
Cuando quitaron el cielo raso de las habitaciones del piso de arriba quedaron expuestas las columnas, varias vigas de madera oscura, muy fuertes algunos y otras lo habían sido pero el agua que se filtraba y la humedad de años habían hecho estragos, había que cambiarlas; la opción era todas o solo las deterioradas. Decidimos junto al arquitecto que era mejor cambiarlas todas por unas inexpresivas pero sólidas vigas de hormigón.
Las viejas y nobles maderas se fueron de la mano de los albañiles, no me importó, casi ni le presté atención.
Pasaron más de treinta años desde aquel momento y la forma de ver las cosas cambia, al menos para mí. Hoy le presto atención a otros detalles, tengo más tiempo para reflexionar y experimentar por lo tanto unos días atrás cuando vi dos bellas vigas muy similares a las que sacamos de la casa recordé el hecho y deseé habérmelas quedado.
Mi hijo acaba de levantar su casa a 2.000 kilómetros de aquí, en Trevelin, el pueblo del molino dice la traducción galesa. Le prometí construirle una lámpara para la cocina, justo debajo de la gran isla que les servirá de desayunador y almuerzos informales. Ya la tengo diseñada en mi mente, la base principal será justamente un buen tramo de una viga de madera antigua, oscura y fuerte. Justo lo que deseché hace años, iguales a las que mi vecino acaba de sacar de su casa recién refaccionada y que es muy similar a la mía lo que no es una casualidad, todo el barrio está construido igual, con los mismos materiales, con similar tamaño e idéntica funcionalidad.
Le pedí que me las vendiera, pero se negó, él también las va a utilizar para hace diversos objetos, los largos listones tienen casi 100 años de antigüedad y un gran sello que indica su procedencia: norte de los Estados Unidos de América.
Es curioso como fui cambiando la percepción de las cosas, de joven con un futuro y una familia por construir y cuidar no le daba importancia a la mayoría de los objetos que pasaron por mis manos, no había tiempo para cosas que en ese entonces calificaba como superfluas, las vigas son solo un ejemplo, podría enumerar varios más.
Con el paso de los años aprendemos a sosegar el espíritu, a tomar tiempo para reflexionar y determinar con mayor exactitud lo que nos gusta, lo que vale la pena aprender, lo que quisiéramos conservar o modificar. Nunca es tarde para cambiar, aunque hay situaciones como esta donde recordamos esas antiguas actitudes, en algunas ocasiones se podrá enmendar, en otras no.
Como alguna vez leí, lo mejor viene con los años. También lo peor, más aún en un mundo gobernado por idiotas.
Las fotografías son de mi propiedad excepto las que menciono la fuente.
The photographs are my property except those mentioned by the source.
Héctor Gugliermo
@hosgug