Mis reflexiones antes de dormir: Estar bien, aún en cuarentena

Dentro de lo que es nuestro cautiverio, han sido días geniales en nuestro hogar ¿Quién iba a imaginar que podíamos ser felices aún dentro de paredes de concreto? No, esa ni siquiera es la pregunta ¿Quién hubiera imaginado que tendríamos que vivir en aislamiento y por tanto tiempo?

En nuestro país ya llevamos más de un año bajo ese escenario y agradezco a Dios cada día por la bendición de no tener que exponernos, de poder estar en nuestro hogar y salir sólo a lo estrictamente necesario, como comprar comida. Sin duda esta es una época que no olvidaremos.

Al principio pensaba que sería difícil pasar tantas horas en un espacio reducido, ya que nuestra casa es de 70 metros cuadrados, pensaba que el tiempo sobraría y nos invadiría el aburrimiento después de algún tiempo; el único alivio que sentía era el de no tener que ir a trabajar. Ahora me siento gratamente sorprendida, hemos podido vivir en armonía y cada vez estamos más unidos y conscientes de lo valiosa que es nuestra familia y lo afortunados que somos de tenernos y de sentir que Dios está con nosotros.

Cuando tenemos salud, amor y nuestras necesidades básicas cubiertas, no deberíamos dejar de agradecerlo, es más de lo que tiene la mayoría; sin embargo, muchas veces estamos tan preocupados por lo que no tenemos, que ignoramos las bendiciones que recibimos cada instante, que son mucho mayores.

Cada noche al acostarme a dormir, repaso mi día y mi corazón se llena de alegría. El sólo hecho de ver a mis hijos sanos y felices, hace que mi vida tenga sentido ¿Cómo se puede pagar eso? No hay manera posible, es una gracia recibida, lo que nos hace seres humanos bendecidos.

Son muchas las opciones para disfrutar en casa cuando se tiene una buena disposición, como jugar futbolito en nuestra pequeña sala, ludo, cartas, al escondite, incluso mis hijos se bañan en una ponchera con agua en nuestro también pequeño patio trasero, que amo tenerlo, porque allí tomamos sol y hacemos algunos ejercicios de estiramiento.

También el aprendizaje se ha visto favorecido, mis hijos con la escuela en casa y mi esposo y yo con las ganas de aprender, que ahora tienen el tiempo a nuestro favor y los recursos en línea, que son infinitos. Normalmente hacemos tantas cosas en el día que se nos queda pequeño y nos acostamos a dormir cansados, con la satisfacción de todo lo que logramos.

Nuestra llama interna se siente más viva que nunca, a medida que superamos las adversidades, nos sentimos cada vez más fuertes, con la convicción de que con fe y nuestras ganas de vivir todo estará bien. Todo en esta vida pasa, sólo tenemos que afrontar de la mejor manera posible cualquier dificultad que se os presente en el camino, de manera que podamos ser mejores personas y que el tiempo no pase en vano para nosotros.