CUMPLEAÑOS PA´MI!! Parte 2 (Crónica de un cumpleaños en pandemia) by @palabreador


Saludos, querida gente!

      Esta es la continuación de mis aventuras (y desventuras) del día de hoy. Lo haré cronológicamente para evitar que se me olvide algo. Aquí les va (el alzheimer puede andar rondando). Ah, ya va, ya va! En el tercer y último capítulo de esta crónica, les diré cuántos años cumplo. Ahora sí, aquí les va…

       6:00 am Justo el día en que merezco dormir más, o sea, levantarme más tarde, mi madre me llama a esta hora. “Feliz cumpleaños, hijo. Que Dios te bendiga y proteja!”. “Si, mamá (más dormido que despierto). Gracias”. “Te amo, hijo. Espero que la pases bien! Y recuerda ponerte el tapabocas!” “Umju”. “Chao, hijo. Te amo mucho. Mua!”. “Chao, madre”. Sigo durmiendo (eso intento). Pongo mi celular en silencio.


      6:23 am Suena el celular de mi esposa, quien duerme plácidamente (aunque el cumpleañero sea yo). Por supuesto, no tomó la previsión de silenciar su teléfono (Claro! El cumpleaños no es suyo). Es mi hermana. “Hermano amado, feliz cumpleños. Llamé a tu celular varias veces y no respondiste”. (Esa era la idea, me digo en la mente). “Hola, hermana (menos dormido que cuando llamó mi madre, pero aún más que despierto). Gracias, hermana”. “¿Qué piensas hacer? (En plena pandemia y con cuarentena. Sólo a ella se le ocurre preguntar)” “Nada. Estamos en cuarentena” “Ah, cierto, hermano. Pero, tranquilo, cuando todo esto pase, celebraremos” “(Por supuesto, algún día de los próximos 500 años, esto pasará) Seguro, hermana.” “Un besote de mi parte, de parte de tu cuñado (lo amo) y de tu sobrina”. “Umju. Igual”. Sigo intentando dormir. Mi esposa ronca.


       7:10 am Se activa la alarma del celular de mi esposa. Me despierto. Desactivo la alarma. Ella también despierta (tres eternos minutos después). “Ay, amor, disculpa. No quité la alarma anoche”. “Umju”. “Mi amor, feliz cumpleaños! Estás bello hoy!” (Imagínense. Tengo una franela en la cara y me dice que estoy bello!) “Gracias, mi vida! (Ya más despierto que dormido, por supuesto)”. “Me voy a levantar a hacerte un desayuno especial!! ¿Sí?” “Umju”. “Duerme, mi vida, duerme. Yo te despierto cuando esté el desayuno”. “No, mi amor. Yo me levanto contigo y te ayudo”. (Ya no tengo nada de sueño, claro está. Me levanto).


       Luego del desayuno “especial” (Tuve que freír los huevos, hacer el café, tostar el pan y servir la mesa, mientras mi esposa se planchaba el cabello por…si, por MI cumpleaños), nos sentamos a la mesa. Ella me explica que quiere ponerse más bonita para mí en este día. “Está bien. Aunque tu eres bonita con planchado y sin planchado”. “Aaaaay, amor. Qué hermoso. ¿Puedo pedirte un favorcito?” “Umju” (Ya sé lo que viene). “¿Puedes lavar los platos, vida? (yo sabía!) Aún me falta por plancharme el cabello”. “Si, mi amor, claro”. “Por eso te amo tanto!”. “Yo también”.


       9:00 am Luego de lavar los trastes del desayuno (Todos!), tomo mi celular. Hay 43 mensajes pendientes, incluyendo 15 de voz. Me siento a leer y escuchar. El primo Eleazar me escribió desde Ecuador; mi tía Leonor, me envió una nota de voz desde Caracas; el compadre José, desde Bogotá (“La cosa está berraca por acá, man”. Me hizo gracia su acento colombiano. Apenas tiene 15 días allá). Un amigo de la infancia, Pedro, me sorprendió con una nota de voz donde me dice que está esperando que termine la cuarentena para venir a casa (con su esposa y cuatro niños!! Dios!). No le respondí. Luego de dos horas terminando de plancharse el cabello, mi amada esposa hace su aparición. “¿Qué tal?” “Amooooor, estás bellísima!” (La verdad es que lo está). Me alegro (“El almuerzo lo preparará ella”).


       11:00 am El teléfono de nuevo (ya he contestado diez llamadas). Es mi jefe (“Un bono”, pienso). “Hernández! Mis saludos. Lo llamo para felicitarlo por su cumpleaños”, “Gracias, señor González. Muy amable de su parte” “Espero que la esté pasando bien y que esta nueva vuelta al sol (he leído eso antes) sea de mucha satisfacción”. “Gracias, señor González. Muy amable de su parte este gesto”. “No faltaba más, Hernández. Es su cumpleaños! Y, quiero aprovechar (Ay!) para pedirle un favor (¿será familia de mi esposa?). Necesito que mañana temprano envíe usted un Informe a la Gerencia de Administración por el asunto aquel de las compras de alimentos. ¿Recuerda?”. “Si, señor González. Recuerdo.” “Ok. Le agradezco esa gestión, aunque no tiene por qué hacerlo hoy. Dedíquese a su cumpleaños” (Claro, claro. El Informe es como de 20 páginas). “Gracias, señor González (muy agradecido). Mañana a las 8 le envío el Informe”. (Y yo que pensaba dormir mañana hasta las 9).


       Hasta aquí, esta segunda entrega. A esta hora (8:30 pm) estoy stressado con el bendito informe del jefe. necesito hacer otra cosa!! Un amigo me habló de una plataforma llamada Hive, me dice que es una extraordinaria oportunidad. Tan pronto pueda, hablaré con él!! Pendientes! La tercera parte será la mejor!



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