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Colores de la Patagonia Chilena: Azul Turquesa

Laguna Cerro Castillo - Parque Nacional Cerro Castillo

Decidí hacer una serie de publicaciones haciendo referencia a los intensos y hermosos colores presentes en las cercanías del lugar donde vivo: Villa Cerro Castillo. Para este primer post comencé con el color azul turquesa, cuando vean las fotos de la laguna sabrán porqué el color.


Foto tomada desde el camino al Puente El Arroyo, entrada al parque

Creado como reserva nacional en el año 1970, luego, en el 2017, llevado a Parque Nacional, se levanta entre las comunas de Río Ibáñez y Coyhaique el imponente y de nieves perpetuas Parque Nacional Cerro Castillo, con una extensión de 179.550 hectáreas y una altura de 2.675 metros.

Este hermoso lugar es protegido por diferentes instituciones del Estado chileno y los habitantes de sus alrededores, debido a la diversidad de fauna y flora que en ella hacen vida.

Entre la fauna protegida en el parque se encuentran: el huemul o ciervo sur andino en peligro de extinción, el puma, el guanaco -especie de llama salvaje-, el chingue patagónico –zorrino o zorrillo-, y el zorro colorado. En dos oportunidades, camino a Coyhaique, tuve la oportunidad de conocer el olor de un zorrillo, se atraviesan en la carretera y cuando el vehículo pasa cerca de ellos o cerca o por encima -en la mejor de las suerte para estos animalitos- su fuerte fragancia penetra el auto obligando a los pasajeros a bajar las ventanas un rato después de alejarse, para refrescar un poco el ambiente. Es realmente fuerte y desagradable su perfume. Es realmente fuerte y desagradable su perfume.

En el sector Las Horquetas, en la Carretera Austral, se puede visualizar al huemul, es común ver a los turistas tomando fotos en la zona cuando se dejan ver estos lindos animales. El parque es uno de los pocos lugares en los cuales se conserva el habitad de los huemules con una población en permanente vigilancia para evitar su caza. El huemul es el animal nacional, está presente en el escudo de Chile. El parque es uno de los pocos lugares en los cuales se conserva el habitad de los huemules con una población en permanente vigilancia para evitar su caza. El huemul es el animal nacional, está presente en el escudo de Chile.

La lenga y el ñirre, cuyas maderas son apreciadas para usarse como leña para la combustión, predominan en los bosques de la zona, además del apreciado calafate, fruto comestible propio de la Patagonia, un tanto difíciles de cosechar debido a sus ramas espinosas y lo pequeño del fruto –más pequeño que una uva-.

Foto tomada en el sector el Manso, hace unos días, en unos meses su fruto se tornará de color azul oscuro

El Parque Nacional Cerro Castillo posee diversos atractivos turísticos: senderos para trekking cortos o de varios días, la flora y la fauna, un impresionante paisaje, montañas para escalada, una cervecería artesanal, una vista maravillosa y una laguna con su mismo nombre, de un color azul turquesa espectacular a la vista.

Pero ya ¡basta de datos que se pueden conseguir en la web! Les quiero contar mi experiencia subiendo el cerro hasta la laguna. Para realizar el paseo se requiere un estado físico medio. Yo soy algo sedentaria y mi respiración se agita en exceso cuando realizo actividades de alto impacto -o medio impacto- sin embargo, subí con calma y sin problemas.

Unos buenos zapatos deportivos -zapatillas les llaman acá- una botellita de agua que en el camino se puede recargar en los riachuelos, un par de cositas para mantener los niveles de azúcar, ropa ligera y un polerón -suéter- para el frío si subes temprano, bloqueador solar, comenzar el recorrido lo más temprano posible para aprovechar la frescura de las primeras horas de sol, el cual, debido a la altura y que estamos en la Patagonia chilena, en horas del mediodía y durante la temporada de verano puede ser inclemente. ¡Ahhh! Y una buena cámara o teléfono con batería para captar cada detalle del recorrido.

Subí el 23 de febrero de este año, un día domingo. Comenzamos el recorrido –Luis, Marla, Cristian y el Sebas, todos chilenos menos Luis- a las 7:30 de la mañana saliendo desde la Villa.

Al comenzar a subir se ven demarcados los senderos guías, pues es fácil extraviarse, de hecho, el acceso al parque es administrado por diferentes personas -tiene varias entradas- quienes participan anualmente en las concesiones. Ellos se encargan de cuidar los espacios y prestar socorro a los visitantes. Cuando las condiciones climáticas cambian, cierran el parque para evitar cualquier incidente.

Sobre esto les cuento que, en enero del 2014, falleció una turista israelí de 22 años que se lesionó en el trayecto, ella ingresó con una compañera ignorando la alerta de cambio de clima, ingresando al parque mientras permanecía cerrado. La noticia la pueden leer AQUÍ

Sigamos...

Comenzamos el recorrido maravillados con el paisaje. Mientras asciendes, la vista al horizonte se extiende. Desde cierta altura se puede visualizar la Villa y todo el valle del Río Ibáñez y todo el valle del Río Ibáñez.

Montañas blancas y verdes adornan la vista del parque. Hay partes del camino donde el suelo es bastante rocoso y arenoso al mismo tiempo, además de bastante inclinado, por lo que están dispuestos a los lados del camino sogas, mecates, para sujetarse mientras caminas.

Dos horas y media tardamos en subir Luis y yo, que no estamos acostumbrados al clima ni a la altura, nuestros acompañantes lo hicieron en unos 45 minutos menos ¡nos dejaron atrás! Pero al llegar, el cansancio se deja acariciar por la calma y majestuosidad del torreón o cerro que corona al macizo rocoso, de ltorreón o cerro que coarona al macizo rocoso, de las blancas nieves que se niegan a desvestirlo y de su laguna de origen glaciar y de intenso color turques que se niegan a desvestirlo y de su laguna de origen glaciar y de intenso color turquesa.

En la laguna está prohibido bañarse debido a la conservación que se le brinda a los micro organismos que en ella habitan. No bajé hasta la orilla de la laguna y tampoco pregunté, pero estando al pie del cerro con nieves perpetuas, asumo que el agua debe ser extremadamente fría.


En compañía de Marla, una linda chilena de la Villa


De izquierda a derecha: Luis, yo, Sebas, Marla y Cristian

Las corrientes de aire son frías, y al caer la tarde, aunque el sol siga siendo inclemente, a esa altura se hacen más frías con el pasar de las horas, por lo que mis amigos recomendaron comenzar a bajar temprano. A las 12:30 aproximadamente comenzamos a bajar. El descenso es más rápido, pero más peligroso, hora y media tardamos.

Yo me detenía con frecuencia porque se me metían piedritas en los zapatos, además, en ese viaje descubrí que las zapatillas o zapatos ligeros para correr o trotar no son aptos para ese recorrido. Hay zapatos especiales para trekking, más resistentes y con más agarre en el terreno. Lo que intento decir es que para bajar me resbalaba con algo de facilidad, además que mi pie se iba hacia adelante y quedaba como clavado en la punta del zapato. Mis zapatitos rosas estaban nuevos, las manchas de la arena jamás salieron.

Al salir del parque sentí alivio ya que estaba algo agotada y para celebrar que logré hacer el recorrido completo a la laguna sin contratiempos mayores, me fui a comer una hamburguesa al Puesto Huemul, un restaurante a aproximadamente un kilómetro de la entrada del parque -el más cercano al parque-, administrado por Wilmer, un caraqueño con varios años en Chile. Las calorías que perdí las recuperé con una deliciosa hamburguesa, papas fritas y un jugo bien frío de maracuyá –parchita- ¡No tengo perdón!

Espero disfruten de las fotos más que de mi narrativa escasa en detalles –cosa que debo mejorar- .

¡Bendiciones!