La tarde se abría espacios entre nubes oscuras y un horizonte infinito, la silla puesta en el medio de la sala, el corazón acelerado y mi tembloroso pulso eran el ambiente idóneo para su llegada y así saldar lo pendiente.
Todo inició días atrás cuando se fue amontonando la deuda, que si un saludo, después un abrazo, luego lo sustituimos por un paseo, hasta que al fin entendimos que era un café el pago que ambos merecíamos y que significaría mucho siendo poco.
Sé que no es bueno cobrar, ella también lo sabía, pero para ambos no era un pago, ni pensamos que así se le pudiese llamar a esta deuda que tenía a Dios como testigo, pero fui muy insistente porque cuando el alma se quema de nostalgia duele, y el peor dolor es el sufrimiento que ocasiona el pensar que pudimos hacerlo y no hubo la valentía para ello.
Así fue como me preparé. Bañado, perfumado, un agua a punta de hora para que el cuadro fuera perfecto. Ella, jovial, ajena de las lluvias y amante del sol, llegaría con su sonrisa, no habría palabras, solo una rica taza de café y así saldaríamos la deuda.
Una vez confirmada su llegada todo se transformó en magia que minuto a minuto desapareció, pero sigo acá esperando que se haga realidad para que paguemos la deuda, aunque han pasado más de veinte años.
Let's pay the debt
The afternoon was opening spaces between dark clouds and an infinite horizon, the chair placed in the middle of the room, the accelerated heart and my trembling pulse were the ideal environment for his arrival and thus settle what was pending.
It all started days ago when the debt was piling up, that if a greeting, then a hug, then we replaced it with a walk, until we finally understood that a coffee was the payment we both deserved and that it would mean a lot being little.
I know it is not good to collect, she knew it too, but for both of us it was not a payment, nor did we think that this debt that had God as a witness could be called that way, but I was very insistent because when the soul burns with nostalgia it hurts, and the worst pain is the suffering caused by the thought that we could have done it and we did not have the courage to do it.
This was how I got ready. Bathed, perfumed, a water at the top of the hour so that the picture was perfect. She, jovial, oblivious to the rains and a lover of the sun, would arrive with her smile, there would be no words, just a nice cup of coffee and we would settle the debt.
Once his arrival was confirmed, everything turned into magic that disappeared minute by minute, but I'm still here waiting for it to come true so we can pay the debt, even though it's been more than twenty years.
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