¿Ser una joven católica es aburrido?

Tuve la fortuna de nacer en un hogar con buenos valores y principios donde me inculcaron desde pequeña la religión católica. Mi mamá perteneció durante su juventud en diversos apostolados, como por ejemplo, la legión de María, Juventudes Marianas Vicentinas (JMV), catequesis, entre otros. Mi abuela por su parte, también participó en la legión de María y ha sido siempre una persona de oración.
Aprendí a leer a los 5 años y desde entonces, me pidieron que leyera lecturas en la capilla que quedaba cerca de la casa, no tengo muchos recuerdos al respecto, pero mi familia siempre me lo recuerda.

Cuando yo tenía unos 6 años nos mudamos de casa, y la capilla a la que asistíamos nos quedaba muy lejos, así que comenzamos a asistir a la iglesia más cercana. Nuestra asistencia a la Iglesia no era tan frecuente como antes, solíamos ir en ocasiones especiales, por ejemplo, en semana santa, navidad, año nuevo y cuando había algún difunto. De resto, participaba en las actividades que organizaba el colegio donde estudiaba, que también era católico, allí me preparé para la primera comunión cuando tenía 9 años de edad.

En una navidad, cuando yo tenía como 11 años de edad, descubrí al coro parroquial, que a mi parecer cantaba precioso, y le comenté a mi mamá que me gustaría participar. Ella fue a averiguar, pero le dijeron que estaba muy pequeña para participar y que debía tener al menos 14 años.

Cuando cumplí los 14 años de edad, era el momento preciso para ingresar en el coro, ahora sólo me faltaba otro requisito, “haber realizado la confirmación”. Recuerdo que estaba en tercer año de bachillerato, cuando en el colegio nos ofrecieron la catequesis de Confirmación, duraba alrededor de 3 meses. Sin embargo, yo decidí hacerla en la parroquia, dónde duraba un año escolar, es decir, desde septiembre hasta julio.

Me aceptaron en el grupo aunque no había realizado la confirmación con el compromiso de hacerla, faltaba poco tiempo para cumplir 15 (no recuerdo la fecha exacta en la que ingresé, pero creo que fue en junio, porque yo cumplo años en julio) y las clases de confirmación comenzaron en septiembre, a partir de entonces, mi asistencia a la parroquia era constante, ya que cada Domingo estaba allí.
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Realicé la confirmación a los pocos días de cumplir 16, fue una preparación muy fructífera y aprendí muchas cosas, después me animé a ser auxiliar de catequesis, lo cual fue también muy divertido, además de que compartía el grupo con el que fue mi catequista y hoy en día es mi mejor amigo.
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A los 17 años un amigo me invitó a participar en un encuentro para jóvenes llamado “Encuentro de Promoción Juvenil”, fue una experiencia única, cristocéntrica. Es algo que nunca había visto, eran jóvenes hablándole a otros jóvenes desde su experiencia. Fue algo que me sorprendió bastante, puesto que la mayoría de las veces veía en la Iglesia a muchas personas mayores y pocos jóvenes tan dispuestos.

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Me enamoré de la experiencia y de la posibilidad de transmitir desde la juventud un mensaje esperanzador a otros jóvenes. En la parroquia conocí también a unas chicas que pertenecían al Movimiento Acción Católica, ellas me motivaron a participar en actividades a nivel arquidiocesano, incluso asistí al estado Apure a un encuentro nacional de la Acción Católico, y lo mejor, nos preparamos para asistir al Encuentro Nacional de Jóvenes (Enajó) 2015.
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Había pasado un año del encuentro cuando me invitaron a formar parte del centro de guías, es decir, del grupo de jóvenes que organizan los Encuentros, desde entonces pertenezco al Movimiento de Encuentros de Promoción Juvenil, donde he aprendido de todo un poco, no sólo a nivel espiritual, sino también a nivel personal.

Algunos años más tarde, fui elegida como coordinadora del centro de guías (nosotros le llamamos mentora), y fue una tarea bastante intensa durante los dos años que duró, créanme, ¡no es nada fácil estar atento de tantos detalles!, pero fue también una misión que me permitió conocer a muchas personas, a ser más organizada y sobretodo a escuchar al otro.

Una de las últimas actividades que participé como mentora, fue una asamblea arquidiocesana de pastoral juvenil, que definió el rumbo de lo que estoy haciendo actualmente, yo en aquel momento fui representando al Movimiento, pero allí conocí a las personas del arciprestazgo donde se encontraba mi parroquia.

Actualmente, formo parte del equipo arciprestal, colaborando para que muchos más jóvenes conozcan a Dios. Tengo 22 años de edad, es decir, que llevo unos 8 años involucrada en este mundo, me encanta participar en actividades de la Iglesia, son muy divertidas y enriquecedoras y hay momento para todo, para reir, para llorar, pero sobretodo, para crecer.
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Pensar positivamente en la juventud, es ayudarla a encontrarse a sí misma.
Pbro. José María Pujadas Ferrer. Fundador del Movimiento Encuentros de Promoción Juvenil.

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