Aves Muertas. Relato corto

El viento

Ese día estaba muy, pero muy nublado y sin embargo se sentía tanto calor. Si, de ese tipo de calor bochornoso que te hace sudar profusamente. Tal vez será así como se sienta estar dentro de un invernadero. Un perro pasó a mi lado jadeando aceleradamente para mitigar el calor. Me pareció de pronto como si el viento se hubiera detenido, como cuando apagas el ventilador. Ni siquiera una pequeña brisa! Busqué instintivamente uno de los árboles cercanos, pero fue en vano, mi piel se empezaba a resecar y la que cubre la parte posterior de mis manos se empezó a cuartear, como si un acelerado envejecimiento me llegara de improviso.

Los primeros Relámpagos me hicieron creer que llovería, pero en lugar de esto se vino un viento fuerte, tan caliente que parecía salido de un lanzallamas. En eso sonó el teléfono, se trataba de mi hermana quién estaba realmente asustada por la situación. Según ella sentía que el tiempo se había detenido, hice lo que pude para tranquilizarla, pero me colgó y me dijo que vendría a buscarme. Después de eso No la volví a ver...

Inmóviles

Cuando sonó el silbato para regresar a trabajar nos levantamos todos instintivamente, pero conforme nos acercábamos a la oficina, nos íbamos haciendo cada vez más lentos, algunos de los compañeros empezaron a reírse, otros entraron en pánico sin poder moverse, pero Teresa, la jovencita que recién había llegado el lunes pasado, parecía estarse divirtiendo. Según ella se sentía como si estuviera en la mar, muy cerca de la playa, ahí donde no te puedes mover ni para un lado, ni para el otro mientras los pies se entierran en la arena. Al decir verdad no me sorprendió demasiado, pues en la ciudad de donde ella viene las temperaturas en el invierno andan cerca de los cuarenta grados, además de que era muy joven y todo lo tomaba como juego...

Aves Muertas

En algún momento te acordé de mi infancia un juego en el que todos nos quedamos quietos hasta que nos tocaba el turno de movernos, tal vez el sistema de defensa de mi organismo el qué me hizo quedarme aletargado durante un buen tiempo con esos pensamientos. Fue entonces cuando me di cuenta de que estaban cayendo aves muertas al suelo. Más no sentí nada, tristeza, ni miedo, mi desconsuelo. Tan solo me encogí de hombros, tratando de evitar que me cayera uno sobre la cabeza...

Resignación

Así sucedió el primer día, y luego siete más. Si pasan tres días más como este, dejaré de buscarte...


Historia corta y fotografía

@saulos

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