El Covid19 convertido en una Pandemia mundial nos tomó por sorpresa, por lo cual sobre la marcha debimos echar manos de todas las herramientas que nos permitieran afinar estrategias para poder continuar llevando a cabo nuestro trabajo. Yo, soy maestra de profesión, por convicción y por vocación; al igual que el mundo entero estoy viviendo toda esta incertidumbre. He padecido el día a día de cada uno de los maestros de mi entorno que a pesar de formar parte de esta sociedad, con los mismos riesgos de contagio y con el mismo temor a lo desconocido, tenemos sobre nuestros hombros la noble labor de velar por la orientación-enseñanza-aprendizaje de los niños, jóvenes y adultos bajo nuestra responsabilidad.
En lo particular, cada día que pasa, me levanto con la esperanza de que esta pesadilla termine de una vez por todas y podamos regresar a las aulas. En Venezuela, comenzó la cuarentena el 17 de marzo de 2020, mas sin embargo yo no he dejado de lado mis responsabilidades como maestra, planificando e intentando llegar a cada uno de los estudiantes que me corresponde atender y a todos aquellos que fueron abandonados a su suerte. He tenido la dicha de poder llegar a algunos de forma virtual, pero nunca es igual; además de que todos no tienen las herramientas para lograr esa conexión, porque tristemente vivimos en una zona donde no hay luz, llega cuando quiere; y a pesar de que intento comunicarme con todos de la mejor manera, no existe ese encuentro maestro-estudiante, donde con sólo verle la cara sabes si está triste, preocupado, enfermo, alegre o sencillamente necesita que se le oriente en algún contenido que no tiene claro.
Estos casi dos años de educación a distancia, han sido muy difíciles; constatar si el niño realiza la actividad, no para cumplir con una tarea, sino para adquirir ese conocimiento significativo que le va a permitir avanzar en el tiempo y tener una prosecución de estudios en consonancia con su grado a cursar; es importante resaltar, que debemos revestirnos de mucha paciencia y tolerancia, compromiso, empatía y sobre todo la comunicación asertiva, para cuando nos corresponda regresar a las aulas; porque sólo comunicándonos de forma positiva podremos retomar las riendas; y la resiliencia será nuestra carta blanca para comenzar porque, ésta potencia la felicidad y sólo un niño feliz es capaz de superar cualquier trauma que haya sufrido a consecuencia del confinamiento o la pérdida de un ser querido, un vecino un amigo o simplemente, una cantidad de seres humanos a nuestro alrededor.
Ejercer mi profesión en esta situación no ha sido fácil, porque orientar contenidos pedagógicos a distancia no es la tarea del maestro; tenemos por costumbre la relación mas linda que puede existir, la calidez del encuentro todos los días, solicitar y recibir la ayuda que se amerita, consultar sobre la marcha e ir registrando progresos significativos que solo se pueden lograr en presencia. Somos los hacedores de sueños, encargados de propiciar momentos agradables, sacamos sonrisas en los que están tristes; modelamos conductas, somos magos y formamos a todas las profesiones.
En este momento tan difícil para toda la humanidad, mi invitación es a unirnos y formar un mundo mejor, repleto de esperanzas; porque esta pandemia ha tocado todos los espacios, tanto en salud física como mental, no solo por el contagio de la enfermedad, sino por el largo período de confinamiento, la incertidumbre que produce no saber cuándo finalizará, como también por las posibles pérdidas humanas, económicas, laborales y los cambios que se darán en la cultura y la forma de relación social, todo ello, puede llevarnos a sufrir de ansiedad, depresión y estrés, o puede ser un detonante a otras enfermedades mentales. Ninguno estamos exentos, pero mientras, seamos portadores del mensaje de Jesús para el Mundo, la conversión de nuestros pecados que traerá la Victoria saldremos de esto y de todo lo que nuestras fuerzas nos permitan.
Hoy cuando los Venezolanos Orientales celebramos con júbilo los 100 años de ser Coronada la Virgen del Valle Patrona del pueblo Oriental y Diosa de los Marineros, extiendo una oración para que limpie las aguas y los aires y volvamos a resurgir como el ave fénix mas fortalecidos en la fe y amor por nuestros semejantes.
Gracias por la visita.
Todas las fotos son de mi legítima propiedad, en las diversos niveles que atiendo, tomadas con mi teléfono Huawei