¡Esa en el Espejo!

12:16 a.m. Boca abajo en su cama, Diana despierta y medita por un momento, segura de que el resultado de haber despertado será el mismo de los últimos tres días. Hastiada, levanta su cabeza y mira el reloj. La misma hora, la misma situación que se repite. Piensa por un momento en lo que está sucediendo con sus noches. Por tercer día consecutivo se ha despertado, sin razón aparente, a la misma hora.

Se levanta de la cama y se dirige a la cocina, pero al salir de la habitación, algo inquietante la detiene. Hace tres días, su esposo coloco un espejo nuevo justo en la pared contigua al closet. Se sobresalta al pensar que quizás esto tendrá que ver con su insomnio recurrente. Intrigada, se para frente al espejo y ve su reflejo. Sí, es ella misma, con su dormilona fucsia, su rizado cabello suelto y sus hermosos ojos negros quien le mira desde el espejo.

Por un momento se queda mirando fijamente su reflejo en el espejo. Piensa en esas historias de fantasmas y apariciones, en los cuentos y leyendas que hablan de espejos rotos y mala suerte. Sonríe para sí misma, mirándose y diciéndose que es una idiota. Luego, recuerda que su esposo dejo caer el espejo al momento de colocarlo, pero este no se rompió. Se sobresalta al recordar lo que le dijo a su esposo por el resultado de la caída del espejo:
— Es un milagro que no se haya roto
— O sera una maldición — contesto él.

Se mira fijamente en el espejo pero ya no sonríe. No quiere seguir enfocada en esas historias, pero ya no sabe como dar marcha atrás a esos pensamientos. Algo asustada, cierra los ojos y se dice así misma que todo está bien. «Cálmate Diana, estás paranoica» piensa y suspira para alejar los malos pensamientos.

Lentamente abre los ojos y mira el espejo. Se ve así misma, se tranquiliza y se gira para seguir su camino, pero al desviar ligeramente la mirada, queda helada y petrificada. ¡Esa en el espejo, le sonríe inmóvil!