Estoy aquí sentado viendo pasar el tiempo, comiendo palomitas que ni recuerdo como las obtuve, estoy viendo en la ventana lo que el destino desee que vea, como una sombra que solo puede hacer lo que un cuerpo real proyecta, viendo como el tiempo pasaba, así como pluma a pluma desaparecía así como cada día en este existir sombrío.
En esa pantalla de repente apareció algo que hiso que volviera en mí, una serie de un hombre soberbio que a todos maltrataba, recordé por que llego mis días convertirse, tan tristes con esta soledad angustiante.
Vino a mí el recuerdo de cómo era un gallo hermoso, lleno de plumas brillantes de bellos y hermosos colores, pero cada dia que aumentaba y entre más admirado era, mi soberbia y egoísmo crecía, así como la penas que causaba.
Yo tan egoísta era, que no quería que nadie comiera hasta que yo me saciaba y llenaba mas allá de apagar mi hambre, llenaba mas mi arrogancia sin dejar a mis gallinas comer y tanto llego mi soberbia que a todas las llegue a picotear, maltratándolas con tal fiereza, sin dejarlas casi comer, por que me creí que solo yo merecía ser el único gallo bello debería ser, y darle comida a mis gallinas que ya las veía feas un desperdicio seria.
Hasta que el dueño de La granja vio como mis gallinas estaban flacas y como las agredía, decidió que era hora de la olla ponerme, así me desplumo.
Pero por un milagro escape, hasta que vine aquí en esta cueva, siendo olvidado por todos, comiendo las migajas ahora, esas mismas que yo solo a mis gallinas y mis pollitos dejaba, por eso esta vida sombría es mi castigo sin igual, por ni mal actuar merezco, la pena que yo cause vivo ahora sin par.
