Deprisa, Selena, vamos a llegar tarde- decía Mimi mientras bajaban a tropezones por las escaleras de la torre norte.
Te dije que encantaras el reloj para que soñara con más fuerza no para que bailara – respondió Mimi mientras se enredaba con su túnica.
Las dos jovencitas iban tarde para su clase de Folklore y narración, en la escuela de magia Nebula. Los profesores siempre decían que la magia más grande que puede tener una bruja está en sus palabras por lo que era obligatorio aprender a narrar historias.
Selena y Mimi corrieron por los pasillos mientras escuchaban como las campanas de la escuela indicaban que ya las clases habían comenzado y eso solo podía significar una cosa, la señora Gildardo ya estaba patrullando el recinto. La vieja bruja era la pesadilla de cualquier estudiante, con su nariz larga como pico de pájaro voz estruendosa como trueno, era mejor no encontrártela, sobretodo si andaba de malas.
Por suerte para las chicas, no estaba a la vista. Con mucho cuidado lograron escabullirse de dentro del aula justo cuando mándame Nimph estaba de espaldas a la clase.
Las brujas no somos nada sin nuestra magia, pero nuestra magia no es nada sin nuestra historia – empezó diciendo la profesora. Madame Nimph era de las más queridas por el estudiantado. Su corazón maternal hacía que todas las aprendices se sintieran a salvo en su clase.
Contar nuestros relatos va más allá que solo hablar, debemos hacer que la gente imaginé que están en dentro de nuestra historia. Una buena bruja puede hechizar con solo un relato.
Amelia, querida, danos un ejemplo de este bello arte – dijo la profesora con voz sus suave.
Mimi y Selena rodaron los ojos con tanta fuerza que casi se ven el cerebro. Cada vez que Amelia hablaba en clase era un suplicio. La “señorita perfecta” hacía que todas en el aula se sintieran menos. No solo era la más inteligente, sino también la mejor bruja, la más hermosa y provenía de una familia con un linaje ejemplar en el mundo de la magia.
- Será todo un placer, madame - dijo la joven mientras se levantaba de su asiento – “la historia que estoy a punto de contar paso en verdad, las almas de quienes te hablo siguen viviendo un calvario. La muerte las atrapó y de ellas se adueñó, por eso, si vas al bosque encantado, ten cuidado porque puedes ser atrapado”.
Los aplausos falsos llenaron el salón, todas las alumnas sabían que Amelia había puesto la vara alta y ahora solo quedaba tratar de alcanzarla.
Te juro que no la soporto – dijo Mimi en voz baja mientras hacía garabatos en su papiro.
Sí, yo tampoco – respondió Selena mientras observa la espalda de Amelia y como su cabello dorado caía por ella.
Selena nunca lo diría en voz alta pero había noches en las que no podía dejar de pensar en Amelia, su voz era realmente hechizante. Incluso llegó a pensar que su compañera de clases le había puesto un encantamiento encima. Pero eso no importaba, ella era hija de padres no magos y estaba aprendiendo magia desde cero. La princesa de la clase nunca se fijaría en ella.
O por lo menos, eso creía…
Hurry up, Selena, we're going to be late- said Mimi as they stumbled down the stairs of the north tower.
- I told you to enchant the clock so it would ring louder, not so it would dance - answered Mimi as she got tangled up in her robe.
The two young girls were late for their Folklore and Storytelling class at the Nebula School of Magic. The teachers always said that the greatest magic a witch can have is in her words, so it was mandatory to learn to tell stories.
Selena and Mimi ran through the halls as they listened to the school bells indicating that classes had already started and that could only mean one thing, Mrs. Gildardo was already patrolling the premises. The old witch was every student's nightmare, with her long nose like a bird's beak and a thunderous voice, it was better not to meet her, especially if she was in a bad mood.
Luckily for the girls, she was nowhere to be seen. With great care they managed to sneak out of the classroom just when Madame Nimph had her back to the class.
We witches are nothing without our magic, but our magic is nothing without our story – the teacher began saying. Madame Nimph was one of the most beloved by the students. Her maternal heart made all the apprentices feel safe in her class.
Telling our stories goes beyond just talking, we must make people imagine that they are inside our story. A good witch can cast a spell with just a story.
Amelia, dear, give us an example of this beautiful art – said the teacher in a soft voice.
Mimi and Selena rolled their eyes so hard that they could almost see their brains. Every time Amelia spoke in class it was an ordeal. The “perfect lady” made everyone in the classroom feel less. Not only was she the smartest, but also the best witch, the most beautiful and came from a family with an exemplary lineage in the world of magic.
- It will be a pleasure, madame - said the young woman as she stood up from her seat - "the story I am about to tell you happened in truth, the souls of those I am talking to you about are still living an ordeal. Death caught them and took over them, so if you go to the enchanted forest, be careful because you can be caught."
Fake applause filled the room, all the students knew that Amelia had set the bar high and now all that was left was to try to reach it.
I swear I can't stand her - Mimi said quietly as she scribbled on her papyrus.
Yes, me neither - Selena replied as she watched Amelia's back and how her golden hair fell down her back.
Selena would never say it out loud, but there were nights when she couldn't stop thinking about Amelia, her voice was truly bewitching. She even thought that her classmate had put a spell on her. But that didn't matter, she was the daughter of non-magician parents and was learning magic from scratch. The class princess would never notice her.
Or at least, that's what she thought...