Español
El año 2020 fue un año bastante complicado, creo que salir de mi país natal no fue tan difícil como ver la noticia en TV nacional que entraríamos en cuarentena por la pandemia del COVID-19,. Estando en un país como extranjero, pagando arriendo, servicio y los gastos que conlleva una buena alimentación, no es para menos sentir MIEDO, desconcierto, y un cúmulo de sensaciones que ahora pueden ser difíciles de explicar.
Antes del mes de abril del año mencionado, tenía mi trabajo y adicionalmente ganaba un extra como repartidor o delivery, si, la bicicleta es nuevamente protagonista. Ganar dinero pedaleando en las calles del norte de la ciudad era bastante satisfactorio, sin horarios, jefe ni mayores complicaciones.
La noticia más dura, luego de la entrada de la pandemia, fue el cese de las jornadas de trabajo en la empresa donde trabajaba, un nudo en la garganta y miles de cosas pasaron por mi mente. Trabajar en casa y generar ingresos sería lo más conveniente, pero se había terminado.
Luego rápidamente tomé la decisión de salir la mañana siguiente sobre mi bicicleta, a hacer entregas a domicilio, con mucho miedo porque me iba a enfrentar a una rutina de cuidados extra para evitar contagiarme con el virus, lo que sería trágico, tanto para mi, como para mi familia.
Esa mañana pedí mucho por mi salud y mi familia, y salí con tapaboca, guantes y toda la indumentaria necesaria para trabajar, con la mejor disposición.
Pedalear en una ciudad sola, silenciosa, era una situación atípica sin importar el día del año ni la hora, podría parecer un privilegio en ese momento, pero me hacía falta algo. Los recorridos largos se hacían muy rápido, muchos semáforos sólo cumplían una señal de prevención. Lo más peligroso de la ciudad casi eran inexistentes, los buses, y los taxis no estorbaban.
A pesar de todas las circunstancias, algo si estaba disfrutando, podía respirar aire más limpio, libre de contaminación sónica, las aves parecían multiplicarse en la ciudad y las ardillas eran una mascota más. Durante esos 3 meses conocí la ciudad de otra forma, más apacible, verde, cómoda, segura, como cualquiera quisiera vivirla. Además que me permitió observar paisajes que muchas veces pasan desapercibidos.
La bicicleta me salvó de vivir una situación complicada y me dio una entrada económica oportuna que le dio solución a muchas necesidades en mi hogar. Por esto y muchas cosas más, la bicicleta es un estilo de vida.
Muchas gracias por su lectura, un abrazo para todos, espero lo hayan disfrutado.
Las fotografías fueron tomadas por mí, en el Mirador de los Nogales de Barranquilla, el 22 de mayo de 2020, con un teléfono Motorola C Plus.
English
The year 2020 was a rather complicated year, I think that leaving my native country was not as difficult as seeing the news on national TV that we would enter quarantine due to the COVID-19 pandemic. Being in a country as a foreigner, paying rent, service and the expenses involved in good food, it is not for less feel FEAR, bewilderment, and an accumulation of feelings that now may be difficult to explain.
Before April of the mentioned year, I had my job and additionally I was earning extra as a delivery man, yes, the bicycle is again the protagonist. Earning money pedaling in the streets of the north of the city was quite satisfying, without schedules, boss or major complications.
The hardest news, after the entry of the pandemic, was the cessation of working days in the company where I worked, a lump in my throat and thousands of things went through my mind. Working at home and generating income would be the most convenient, but it was over.
Then I quickly made the decision to go out the next morning on my bicycle, to make home deliveries, with a lot of fear because I was going to face a routine of extra care to avoid catching the virus, which would be tragic, both for me and for my family.
That morning I prayed a lot for my health and my family, and I went out with a mask, gloves and all the necessary clothing to work, with the best disposition.
Cycling in a lonely, silent city was an atypical situation no matter the day of the year or the hour, it might seem like a privilege at that moment, but something was missing. The long routes were very fast, many traffic lights only served as a warning signal. The most dangerous things in the city were almost non-existent, the buses, and the cabs were not in the way.
In spite of all the circumstances, I was enjoying something, I could breathe cleaner air, free of sonic pollution, the birds seemed to multiply in the city and the squirrels were just another pet. During those 3 months I got to know the city in a different way, more peaceful, green, comfortable, safe, as anyone would like to live it. It also allowed me to observe landscapes that often go unnoticed.
The bicycle saved me from living a complicated situation and gave me a timely economic income that gave me a solution to many needs in my home. For this and many other things, the bicycle is a way of life.
Thank you very much for reading, a hug for everyone, I hope you enjoyed it.
The pictures were taken by me, at the Mirador de los Nogales in Barranquilla, on May 22, 2020, with a Motorola C Plus phone.
Images are my own or screenshots taken by me, unless outside sources are indicated.
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