Por fin termino el trabajo de fisar la sala, estoy agotada, pero satisfecha, costo mucho que la pintura de color claro quedara pareja en la pared, pero el cambio de tonos y saber que he mejorado un poco más, mi hogar me hace sentir satisfecha, además de que ayer por fin trajimos los muebles que eran de mi suegra, y estoy esperando que terminen los cojines de colores que mande a elaborar, para hacer un contraste.
Sobre los muebles he estado luchando con mis gatos, para que no les claven las uñas, lo que me hace recordar que esta semana debo encontrar con carácter de urgencia forros para protegerlos de sus ataques.
Hoy me levanté temprano y comencé a armar el árbol de navidad y ya puedo decir que formalmente la navidad ha llegado a mi hogar, las primeras ocasiones en las que arme este árbol de navidad, me tardaba mucho, pero se nota que ya tengo práctica, y eso que es un árbol bastante grande.
Lo que ha llamado no atención es la baja calidad de las luces navideñas todos los años hay que comprar tres o más luces para reemplazar las que se dañan y lo curioso es que se dañan guardadas, es decir mientras esperan ser de nuevo utilizadas, este año mientras armaba el árbol encontré tres dañadas, menos mal a finales del año pasado había comprado tres y este año compre tres más y eso me ayudo a no tener que parar de armar y también lo hago porque ya sé que aparecerán de sorpresa luces dañadas que al guardarse estaban buenas.
Por otra parte, cuando desarmé el árbol el año pasado algunas ramas se dañaron un poco, presumo que fueron mis gatos, pues son las ramas bajas, por ello adquirí un teipe floral para repararlas y a su vez lo aproveche para reforzar las flores, que ahora se sienten mucho más firmes y lucen renovadas.
Mientras escribo estas líneas solo falta colocar la estrella en el árbol, labor que desde la infancia ha tenido mi hijo Cristian Josué, ahora les dejo disfrutar de las fotografías del proceso y del resultado final, siéntanse en completa libertad de expresar sus opiniones acerca de lo que observan.