Saludos. La amiga @damarysvibra en su columna para la comunidad @beentrepreneur nos deja la invitación a reflexionar sobre las habilidades que podemos mejorar como emprendedores. Les comento…
Desde hace algún tiempo mi principal actividad es crear contenidos en HIVE, lo que combino con cursos ocasionales que dicto para una ONG de carácter nacional. Esas dos cosas ocupan casi todo mi tiempo.
Pero desde inicios de este año comencé conversaciones con mi hijo mayor sobre unos proyectos que él estaba interesado en desarrollar en el sector agropecuario.
Al principio esas conversaciones se daban en plan de informalidad, con el solo interés de intercambiar algunas ideas, pero a medida que fue pasando el tiempo se hicieron más constantes, más formales y serias, y de pronto nos dimos cuenta que se habían convertido en una especie de asesoría donde yo he tratado de ayudar a considerar opciones, evaluar las mejores perspectivas y al final tomar decisiones…
Durante los primeros meses el trabajo consistió básicamente en generar ideas que tuvieran el atractivo suficiente como para venderlas a un grupo de inversores, locales o extranjeros…
Se comenzó a desarrollar un primer proyecto de cultivos que en el papel se veía bastante atractivo. Los números eran interesantes, las dificultades técnicas tenían mucha factibilidad de ser superadas, la infraestructura necesaria era suficiente, y se podía probar usando dos opciones, alquilando o comprando los terrenos. Se trató de considerar el mayor número de variables posibles.
Uno de los puntos fuertes del proyecto era la incorporación de tecnologías de punta para monitorear los diferentes procesos de la siembra. Para nosotros ese era quizá el punto más atractivo, nos entusiasmaba poder usar recursos tecnológicos que minimizaran los riesgos asociados con la actividad agrícola.
Sin embargo, al iniciar las conversaciones con los primeros inversores nos dimos cuenta que la idea no era recibida con el mismo entusiasmo. Para aquellas personas no tenía el mismo valor que para nosotros, pensaban que era demasiado complicada, que quizá no haría más eficiente la actividad…
Por supuesto que ese inicio nos desanimó mucho, nunca nos imaginamos ese tipo de respuestas. Y aunque se ha tratado de convencer a los inversores para hacer una prueba a pequeña escala, hasta ahora no han manifestado mayor interés. También ha pesado en la decisión de ellos la incorporación de algunas novedades en la realidad nacional que han aumentado la probabilidad de riesgo. Y sobre este último aspecto es muy poco lo que podemos hacer para cambiar esa impresión.
Esa experiencia nos ha servido para tomar conciencia de la necesidad de aumentar nuestra capacidad de resiliencia; esto con el fin de no desanimarnos y continuar con el proyecto de generar ideas que puedan ser potencialmente comercializables.
Un asunto a tener en cuenta en este tipo de trabajos es que siempre cabe la probabilidad de que las cosas se interpreten de diferente manera. Hay barreras culturales y de conocimiento que limitan la aceptación de novedades. Sacar a las personas de sus costumbres y creencias no es nada fácil. Y mucho menos en un área como la actividad agrícola donde tiende a imponerse el pensamiento más conservador. Estamos claros en que asumir nuevas tecnologías siempre implica algún riesgo, pero si no arriesgamos no avanzamos.
También la experiencia con esos proyectos nos ha mostrado la necesidad de mejorar nuestras capacidades comunicativas. Es impresionante como el lenguaje puede acercar o alejar a las personas, enamorar hacia una idea o hacer que parezca imposible. Fortalecer esa habilidad es un asunto que estamos trabajando en serio.
De momento seguimos insistiendo en proyectos de ese tipo, si al final se mantienen los mismos resultados habrá que cambiar la oferta. Lo importante es que está presente la disposición de continuar hasta lograr la meta.
Gracias por tu tiempo.
Imágenes editadas en Photoshop.
Greetings. The friend @damarysvibra in her column for the @beentrepreneur community leaves us the invitation to reflect on the skills that we can improve as entrepreneurs. Let me tell you...
For some time now my main activity has been creating content for HIVE, which I combine with occasional courses I teach for a national NGO. Those two things take up most of my time.
But since the beginning of this year I started conversations with my eldest son about some projects he was interested in developing in the agricultural sector.
At the beginning these conversations were informal, with the sole interest of exchanging ideas, but as time went by they became more constant, more formal and serious, and suddenly we realized that they had turned into a kind of consultancy where I have tried to help him consider options, evaluate the best prospects and finally make decisions...
During the first months the work consisted basically in generating ideas that were attractive enough to sell them to a group of investors, local or foreign...
We started to develop a first crop project that looked quite attractive on paper. The numbers were interesting, the technical difficulties were very feasible to overcome, the necessary infrastructure was sufficient, and it could be tested using two options,
renting or buying the land. The idea was to consider as many variables as possible.
One of the strong points of the project was the incorporation of state-of-the-art technologies to monitor the different planting processes. For us this was perhaps the most attractive point; we were excited about being able to use technological resources that would minimize the risks associated with agricultural activity.
However, when we started conversations with the first investors, we realized that the idea was not received with the same enthusiasm. For those people it did not have the same value as for us, they thought it was too complicated, that perhaps it would not make the activity more efficient...
Of course, we were very discouraged at the beginning, we never imagined that kind of response. And although we have tried to convince investors to do a small-scale test, so far they have not shown much interest. The incorporation of some novelties in the national reality that have increased the probability of risk has also weighed on their decision. There is very little we can do to change this impression.
This experience has helped us to become aware of the need to increase our resilience capacity; this in order not to get discouraged and to continue with the project of generating ideas that could potentially be marketable.
One issue to keep in mind in this type of work is that there is always the probability that things will be interpreted differently. There are cultural and knowledge barriers that limit the acceptance of novelties. Getting people out of their customs and beliefs is not easy. And much less so in an area such as agriculture, where the most conservative thinking tends to prevail. We are clear that taking on new technologies always implies some risk, but if we do not take risks we do not advance.
The experience with these projects has also shown us the need to improve our communication skills. It is impressive how language can bring people closer or alienate them, make them fall in love with an idea or make it seem impossible. Strengthening this skill is something we are working on in earnest.
For the time being, we continue to insist on projects of this type; if the results remain the same, we will have to change the offer. The important thing is that we are willing to continue until we reach our goal.
Thank you for your time.
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