Hola, desde hace un buen rato no he pasado a saludarlos formalmente desde mi blog y en verdad los extrañé. Sin embargo quiero decirles que he estado bajo las sombras como dice un amigo, pero siempre trabajando mucho para Hive y cada uno de los que hacemos vida dentro de esta plataforma.

En esta oportunidad quise venir a mostrarles una experiencia bastante agradable que me hizo disfrutar un fin de semana cargado de varias visitas que me llevaron a estar sobre unas muy buenas montañas para luego bajar súbitamente y estar metido en una muy agradable instalación para el esparcimiento familiar. ¡Ahora mismo comenzaré con el día de piscina!

Estábamos literalmente a pie de montaña, en el que algún día presumo, fue uno de los hoteles más cotizados de la ciudad de Caracas por su ubicación. El hotel Ávila es puerta de entrada a la mítica montaña "Waraira Repano" pulmón vegetal de la ciudad capital de Venezuela.

A decir verdad el sitio está algo descuidado y parecía que estábamos en medio de un lugar desolado, sin que esto le quite las buenas sensaciones que percibimos al estar allí dentro. Más bien esto nos hizo sentir más de cerca con ese ambiente natural que provee de brisa pura y vibración de altas ondas positivas las cuales busque captar a través de la cámara de mi pequeño celular.

La piscina está ubicada en un pequeño rincón, pero si te atreves a caminar un poco puedes observar un espacio ubicado detrás con un salón de baile, un espacio acondicionado con un fogón de metal y más al fondo un parque de niños. Lo cual me hace presumir que en el pasado era bastante concurrido pero por falta de mantenimiento, administración o que se yo, ahora solo se conserva solo una pequeña parte de todo el complejo.

La oportunidad fue propicia para reencontrarme con la actividad física, en compañía de un pequeñín muy especial el cual me hizo correr durante un buen rato, también dentro de la piscina busqué sumergirme para nadar bajo el agua, volver a exigir en lo físico a este cuerpo que reclama por volver a estar en forma para disfrutar al máximo cada aventura que nos queda por vivir.

El presupuesto no era muy amplio pero la ocasión fue propicia para comernos una pizza, pedir algunas bebidas espumosas para refrescar la garganta, el cuerpo y la mente. Así que, con poco hicimos mucho, lo importante es estar ahí dispuesto a colocar tu ser en sintonía con el tiempo presente, dejando de lado lo que no se pudo hacer o lo que toca más adelante resolver.

Espero tener pronto la oportunidad de compartirles otra visita recreacional en las que pueda hacer contacto directo con la flora y la fauna característica de estás zonas donde se mezclan perfectamente el clima de montaña con las bajas temperaturas de las costas del maravilloso trópico venezolano. ¡Claro, en un futuro próximo ir más allá de estás "fronteras"! :)