La cultura islámica nos dejó innumerables muestras de arte por toda la península. Palacios de una belleza impresionante y que varios siglos después siguen siendo lugares de auténtica peregrinación de miles de turistas a lo largo del año.
Palacios con salas preciosas, perfectamente decoradas hasta el último detalle y con arcos, estanques o patios de luz cuya perfección hace que nunca te canses de mirarlas.
El Real Alcázar de Sevilla es uno de estos ejemplos. Un espacio palaciego de arte mudéjar que intercala sus estancias con otro estilo más propio de la península, el estilo gótico.